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domingo, 24 de julio de 2016

...........Fábrica de gaseosas y sifones La Popular, de Sineu

La fábrica La Popular, en Sineu (Mallorca), comenzó pronto (1880) y cerró tarde (1985). Más de un siglo dedicado a la fabricación de bebidas carbónicas cuya historia aparece en esta entrevista realizada por Miguel Díaz y que él mismo me ha enviado, acompañada de abundante y descriptivo material gráfico. Antes de nada, quiero mostrarle mi agradecimiento, así como al Obrador Escribano Distribuciones S.L. que ha sido el intermediario que nos ha puesto en contacto.

El interlocutor de Miguel Díaz en las siguientes líneas es Pedro Matas Villalonga, antiguo propietario de la fábrica y artífice de un particular museo del sifón de Mallorca, que recoge un buen número de botellas: sifones, gaseosas y refrescos, embotellados en la isla.


Miguel Díaz: ¿Cuándo apareció “La Popular”? ¿Cuándo cerró?
Pedro Matas: La fábrica se abrió en 1880 y fue fundada por mi abuelo, Pedro Matas Fornés. Mi padre, Antonio Matas Alomar siguió con el negocio familiar y yo también le seguí después. "La Popular" cerró en 1985.

M.D.: ¿Cuantos trabajadores tenía?
P.M.: Cinco. Mis padres, una hermana mía, yo y otra persona más

M.D.: ¿Qué productos fabricaba?
P.M.: Sifón, gaseosa, refrescos de piña mallorquina, naranjada, limonada, fresa, menta y cola. Todo eran aguas carbónicas.

M.D.: ¿Qué ingredientes utilizaban para fabricarlos?
P.M.: El sifón era agua y anhídrido carbónico. Para las gaseosas se utilizaban agua con extractos y esencias. Unos polvos que inicialmente se utilizaban para dar el característico color oscuro del refresco de piña, se llegaron a prohibir. Luego se utilizó la caramelina.

M.D.: ¿Dónde y cómo se servían sus productos?
P.M.: En sus inicios, “La Popular” abastecía sólo a Sineu, y lo hacía mi abuelo con un carro tirado de un burro.
Así podía llevar como máximo unas diez cajas con diez botellas cada una, unas cien botellas en total entre sifones y
gaseosas. Luego se expandió a los municipios cercanos de Sineu, como Costitx, Maria de la Salut y Lloret de Vistalegre.

M.D.: ¿Que tipo de público los consumía?
P.M.: Inicialmente sólo lo tomaban las personas enfermas, como medicamento y también como digestivo. No estaba destinado a ser una bebida refrescante tal y como la conocemos en la actualidad. A partir de los años 50 sí se consideraba ya un refresco. Habitualmente se hacían combinaciones con el sifón: con “Palo”, “Martini” o vino. El sifón no lo cobraba el bar al cliente, pero sí lo pagaba al proveedor. El casco o botella siempre se devolvía.

M.D.: ¿Qué motivos existen para que esté desapareciendo el sifón tradicional?
P.M.: Hay varios, como los elevados costes de producción, pues botella a botella había que abrirla, limpiarla con lejía, enjuagarla bien, dejarla secar boca abajo y rellenarla una a una, siendo todo ello un proceso enteramente manual. Con los años, marcas multinacionales aparecieron con productos similares pero sus costes eran más bajos...invadieron el mercado y acabaron con estas pequeñas empresas familiares, las cuales tenían un alcance más local.

M.D.: ¿Hubo más fábricas en Sineu de aguas carbónicas?
P.M.: Inicialmente sólo estaba la nuestra, pero con el tiempo apareció otra más: "Riutort", que fabricaba sifón, gaseosa y piña. "La Popular" era propiedad de dos  hermanos, los cuales por motivos personales, hizo que cada uno hiciera su camino hacia 1960. Uno de ellos, Antonio Matas, continuó con "La Popular" y la hermana, Maria Matas, fundó "Riutort"

M.D.: ¿Qué fue de “Riutort”?
P.M.: Desapareció de Sineu; María Matas se juntó con dos nuevos socios de Inca, uno era un empleado de "Simonet" y el otro un guardia civil. El nombre del marido de María era Jaime, y también el de sus dos nuevos socios. Como los tres se llamaban Jaime, abrieron la nueva fábrica "3 jotas" en Inca. Pasado un tiempo se vendió y se trasladó al pueblo de Sant Llorenç.

M.D.: ¿Llegaron a existir muchas fábricas de carbónicas en Mallorca?
P.M.: El momento más álgido fue a mediados de los años 60, pues llegaron a existir hasta 93 fábricas. Detrás de los sifones de muchas marcas mallorquinas, aunque no en todas, se puede ver el mismo mapa de Mallorca, donde se indican los municipios donde se fabricaba sifón. Aparecen muchos municipios mallorquines, pero no todos.

M.D.: He observado diferencias en cuanto al diseño del sifón, seguramente a medida que pasaban los años el diseño iba evolucionando…
P.M.: Sí, al principio las botellas eran pequeñas y lisas, también las había con alguna forma del vidrio en espiral. El color podría ser verde claro, oscuro, lila o azul. El nombre de la fábrica que las rellenaba sólo aparecía grabada en la cabeza metálica del sifón, indicando casi siempre el pueblo. Con el tiempo empezaron a marcarlas en el cristal también, haciéndolo mediante el chorro de arena, dejando mate esa parte del vidrio. Más tarde empezaron a serigrafiarlas a un color e incluso a dos colores, normalmente en blanco y rojo.

M.D.: ¿Cómo se garantizaba la higiene de sus productos de cara al público?
P.M.: Las botellas de sifón y de gaseosa siempre se limpiaban manualmente con agua antes de rellenarlos de nuevo con el producto. Y en muchas botellas de sifón se indicaba expresamente que era higiénico. Estas medidas en la actualidad son del todo insuficientes e impensables. A la botella de gaseosa se le ponía un precinto de garantía, que consistía en una pequeña bolsita plástica en la cabeza de la botella. Luego se ponían varias botellas en fila y pasando rápidamente  un soplete encendido por la base de las bolsitas, estas se arrugaban quedando bien sujeta al cuello de la botella. De esta forma, para abrirla la única forma era quitar esta bolsita.


Colección de sifones del autor de esta entrevista, Miguel Díaz. Foto M.Díaz

Antigua saturadora. Foto M.Díaz

Publicidad años 60. Foto M.Díaz

Embotelladora de sifones. Foto M.Díaz

Botellas de "La Popular". Foto M.Díaz

Proceso de embotellado. Foto M.Díaz

Proceso de lavado manual. Foto M.Díaz

Camión de transporte. Foto M.Díaz

Pedro Matas sosteniendo dos botellas de "La Popular". Foto M.Díaz












..........La Gaseosa D

A estas alturas a todo el mundo le suena el nombre de Santiago Daurella Rull, patriarca de una de las familias más acaudaladas de España gracias a haber sido beneficiario de una de las franquicias de Coca-Cola que la dictadura franquista repartió por regiones entre empresarios afines. La familia Daurella gestionó perfectamente este "regalo", y en la actualidad su empresa, Cobega, es el mayor grupo alimentario español por facturación.
Aunque la asignación de las franquicias de Coca-Cola fue un proceso totalmente opaco, no cabe duda de que Santiago Daurella era una persona idónea para hacerse cargo del embotellado y distribución de la mundialmente famosa bebida, pues ya era propietario de una serie de productos entonces muy populares y contaba para ellos con una extensa y bien perfilada red de distribución.

En esta entrada vamos a hacernos eco de esos productos, especialmente de la gaseosa "D", que fue conocida y consumida a lo largo del país.

La familia Daurella ya dio muestras de emprendeduría en el s.XIX, y si a comienzos de ese siglo se dedicaba al comercio del algodón, en 1853 fue pionera en la importación del bacalao en España, que traían desde Islandia, Groenlandia o las islas Feroe. De hecho, Santiago Daurella fundó, en 1932, la Asociación de Importadores de Bacalao.

Después de la Guerra fue cuando amplió su actividad con su incursión en el ramo de las bebidas carbónicas, creando en la década de los 40 la Gaseosa D y los zumos Untomate, Unnaranja, Unlimón, Unuva y hasta Unapio. La otra gran marca de Daurella, Sandaru, que procede del acrónimo del nombre del creador, surgió también en esa década como cocktail combinado del zumo Untomate, aunque en la década siguiente serviría para denominar una serie de refrescos de tónica, naranja y limón que contaron también con un ámbito de distribución importante, aunque a la postre no llegaron a sobrevivir a la expansión de las grandes firmas en el proceso de concentración de marcas que tuvo lugar a partir de los años 60, por lo que su fabricación cesó finalmente en los 70.

Calendario 1945. www.todocolección.net


La gaseosa D, más tarde "súper D", (que jugaba con la ambivalencia de ser la primera letra del apellido de su creador y del adjetivo "deliciosa"), llegaría a contar en la década de los 60 con más de 70 fabricantes, por lo cual estaba presente en más de medio millar de poblaciones, especialmente en la zona este del país. Se trataba de una franquicia a la que se acogieron multitud de pequeños productores que, (como en el caso de La Pitusa, por poner un ejemplo), se beneficiaban del prestigio y la publicidad de una marca en común.

Publicidad de La Vanguardia 16/06/1968


Las primeras botellas de litro fueron muy características, con la letra "D" en relieve y un cristal con efecto granulado. De ellas se pasaría a las botellas lisas serigrafiadas en blanco y rojo, a las que en los últimos años se les añadió la palabra "extra", rompiendo la letra "D". En los últimos años de vida de este refresco las botellas incorporaron en el serigrafiado unos cítricos en color amarillo, y también existieron botellas con tapón de rosca de baquelita.

Tres modelos de gaseosa D de litro con tapón mecánico. Colección particular


En muchas de estas botellas es posible encontrar serigrafiado en la parte trasera el nombre del embotellador, cuyo nombre y número de registro aparecía también en tapón mecánico.

Ejemplo del serigrafiado posterior con el nombre del embotellador. Colección particular.


En los años 60 la marca D, y envasada en botellas de 250 c.c. similares estéticamente a sus hermanas mayores, se utilizó también para naranjada y tónica.

Botellas pequeñas de gaseosa D. Colección particular.


La sede de la fábrica de Santiago Daurella se mantuvo en Barcelona el la calle Buenaventura Muñoz esquina Nàpols, donde hoy se encuentra un Centro Cívico cuyo nombre es un homenaje a los refrescos que allí se embotellaron: "Parc Sandaru".


Fuentes:
Hemeroteca La Vanguardia
http://www.emprendedores.es/casos-de-exito/copesco-sefrisa-lideres-en-ahumados/un-emprendedor-del-siglo-xix
http://barcelofilia.blogspot.com.es

sábado, 16 de julio de 2016

....Un catálogo de 1918

En otra entrada ya había publicado parte de un catálogo de 1923 de la empresa de A.Vázquez del Saz que mostraba modelos de sifones (garrafas y cabezas)  que considero interesantes para cualquier coleccionista. Gracias a la amabilidad de Obrador Escribano Distribuciones S. L., me ha llegado otro de la misma empresa cinco años anterior y, aunque es algo más sencillo, no puedo dejar pasar la ocasión de dar a conocer esta joya que nos muestra el preciosismo de estas botellas en los primeros años del s. XX.




 Mi agradecimiento a Obrador Escribano Distribuciones por su aporte.