El interlocutor de Miguel Díaz en las siguientes líneas es Pedro Matas Villalonga, antiguo propietario de la fábrica y artífice de un particular museo del sifón de Mallorca, que recoge un buen número de botellas: sifones, gaseosas y refrescos, embotellados en la isla.
Miguel Díaz: ¿Cuándo
apareció “La Popular”? ¿Cuándo cerró?
Pedro
Matas: La fábrica se abrió en 1880 y fue fundada por mi abuelo, Pedro Matas Fornés. Mi padre, Antonio Matas Alomar siguió con el negocio familiar y yo también le seguí después. "La Popular" cerró en 1985.
M.D.:
¿Cuantos trabajadores tenía?
P.M.:
Cinco. Mis padres, una hermana mía, yo y otra persona más
M.D.:
¿Qué productos fabricaba?
P.M.:
Sifón, gaseosa, refrescos de piña mallorquina, naranjada, limonada, fresa, menta y cola. Todo eran aguas carbónicas.
M.D.:
¿Qué ingredientes utilizaban para fabricarlos?
P.M.:
El sifón era agua y anhídrido carbónico. Para las gaseosas se utilizaban agua con extractos y esencias. Unos polvos que inicialmente se utilizaban para dar el característico color oscuro del refresco de piña, se llegaron a prohibir. Luego se utilizó la caramelina.
M.D.:
¿Dónde y cómo se servían sus productos?
P.M.:
En sus inicios, “La Popular” abastecía sólo a Sineu, y lo hacía mi abuelo con
un carro tirado de un burro.
Así
podía llevar como máximo unas diez cajas con diez botellas cada una, unas cien
botellas en total entre sifones y
gaseosas.
Luego se expandió a los municipios cercanos de Sineu, como Costitx, Maria de la
Salut y Lloret de Vistalegre.
M.D.:
¿Que tipo de público los consumía?
P.M.:
Inicialmente sólo lo tomaban las personas enfermas, como medicamento y también
como digestivo. No estaba destinado a ser una bebida refrescante tal y como la
conocemos en la actualidad. A partir de los años 50 sí se consideraba ya un
refresco. Habitualmente se hacían combinaciones con el sifón: con “Palo”,
“Martini” o vino. El sifón no lo cobraba el bar al cliente, pero sí lo pagaba
al proveedor. El casco o botella siempre se devolvía.
M.D.:
¿Qué motivos existen para que esté desapareciendo el sifón tradicional?
P.M.:
Hay varios, como los elevados costes de producción, pues botella a botella había que abrirla, limpiarla con lejía, enjuagarla bien, dejarla secar boca abajo y rellenarla una a una, siendo todo ello un proceso enteramente manual. Con los años, marcas multinacionales aparecieron con productos similares pero sus costes eran más bajos...invadieron el mercado y acabaron con estas pequeñas empresas familiares, las cuales tenían un alcance más local.
M.D.:
¿Hubo más fábricas en Sineu de aguas carbónicas?
P.M.:
Inicialmente sólo estaba la nuestra, pero con el tiempo apareció otra más: "Riutort", que fabricaba sifón, gaseosa y piña. "La Popular" era propiedad de dos hermanos, los cuales por motivos personales, hizo que cada uno hiciera su camino hacia 1960. Uno de ellos, Antonio Matas, continuó con "La Popular" y la hermana, Maria Matas, fundó "Riutort"
M.D.:
¿Qué fue de “Riutort”?
P.M.:
Desapareció de Sineu; María Matas se juntó con dos nuevos socios de Inca, uno era un empleado de "Simonet" y el otro un guardia civil. El nombre del marido de María era Jaime, y también el de sus dos nuevos socios. Como los tres se llamaban Jaime, abrieron la nueva fábrica "3 jotas" en Inca. Pasado un tiempo se vendió y se trasladó al pueblo de Sant Llorenç.
M.D.:
¿Llegaron a existir muchas fábricas de carbónicas en Mallorca?
P.M.:
El momento más álgido fue a mediados de los años 60, pues llegaron a existir hasta 93 fábricas. Detrás de los sifones de muchas marcas mallorquinas, aunque no en todas, se puede ver el mismo mapa de Mallorca, donde se indican los municipios donde se fabricaba sifón. Aparecen muchos municipios mallorquines, pero no todos.
M.D.:
He observado diferencias en cuanto al diseño del sifón, seguramente a medida
que pasaban los años el diseño iba evolucionando…
P.M.:
Sí, al principio las botellas eran pequeñas y lisas, también las había con alguna forma del vidrio en espiral. El color podría ser verde claro, oscuro, lila o azul. El nombre de la fábrica que las rellenaba sólo aparecía grabada en la cabeza metálica del sifón, indicando casi siempre el pueblo. Con el tiempo empezaron a marcarlas en el cristal también, haciéndolo mediante el chorro de arena, dejando mate esa parte del vidrio. Más tarde empezaron a serigrafiarlas a un color e incluso a dos colores, normalmente en blanco y rojo.
M.D.:
¿Cómo se garantizaba la higiene de sus productos de cara al público?
P.M.:
Las botellas de sifón y de gaseosa siempre se limpiaban manualmente con agua antes de rellenarlos de nuevo con el producto. Y en muchas botellas de sifón se indicaba expresamente que era higiénico. Estas medidas en la actualidad son del todo insuficientes e impensables. A la botella de gaseosa se le ponía un precinto de garantía, que consistía en una pequeña bolsita plástica en la cabeza de la botella. Luego se ponían varias botellas en fila y pasando rápidamente un soplete encendido por la base de las bolsitas, estas se arrugaban quedando bien sujeta al cuello de la botella. De esta forma, para abrirla la única forma era quitar esta bolsita.
Colección de sifones del autor de esta entrevista, Miguel Díaz. Foto M.Díaz |
Antigua saturadora. Foto M.Díaz |
Publicidad años 60. Foto M.Díaz |
Embotelladora de sifones. Foto M.Díaz |
Botellas de "La Popular". Foto M.Díaz |
Proceso de embotellado. Foto M.Díaz |
Proceso de lavado manual. Foto M.Díaz |
Camión de transporte. Foto M.Díaz |
Pedro Matas sosteniendo dos botellas de "La Popular". Foto M.Díaz |