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jueves, 18 de abril de 2019

..........Introducción al estudio de las gaseosas y bebidas carbonatadas de Lugo

A continuación reproducimos la segunda ponencia de Miguel Ángel Martínez Coello en las VIII Xornadas da Historia de Riotorto. En ella, el autor nos ofrece una visión global de la historia de la fabricación de bebidas carbónicas en la provincia de Lugo, al mismo tiempo que aboga por la recuperación de la memoria de este tipo de industrias, algo que se apoya totalmente desde este blog.


INTRODUCCIÓN AL ESTUDIO DE LAS GASEOSAS Y BEBIDAS CARBONATADAS DE LUGO

Los fines del estudio

Este trabajo es una pequeña aproximación el estudio de la fabricación de las gaseosas y sifones de la provincia de Lugo, que viene a llenar el vacío sobre el tema tanto a nivel provincial como gallego.

Afortunadamente, van surgiendo pequeños estudios muy concretos de alguna antigua fábrica o envase, pero se observa que en la mayoría de los casos son trabajos aislados sin más finalidad que la de tratar el asunto por encima, sin profundizar sobre la verdadera importancia de una industria que fue uno de los elementos propulsores en la economía gallega durante mucho tiempo.

Pretendo con estos escritos el motivar a las instituciones y a todos los gallegos para recuperar los viejos testigos del olvido y poner en valor uno de los motores primarios de los primeros promotores industriales de Galicia que, desparramados por todo el territorio, contribuyeron al desarrollo social de muchos gallegos.

Para llevar a cabo este proyecto, es preciso realizar:

-          Un análisis y catalogación de las piezas de los envases antiguos que se puedan encontrar.
-          Recabar documentación en registros oficiales y particulares para comparar cada una de las piezas e identificarlas.
-          Estudio de campo de las antiguas fábricas, ubicaciones y entrevistas personales a vecinos, familiares o antiguos dueños.

El origen de las aguas  carbonatadas

Para iniciar el estudio sobre las aguas  carbonatadas, es necesario diferenciar las naturales de las artificiales. Es decir, saber cuáles son las aguas carbónicas que surgen de la tierra de manera natural, y las que son producidas por medios artificiales, con máquinas o procesos químicos con los que imitar a las aguas de Seltz naturales como las del pueblo de Seltz, situado cerca de las montañas Taunus en el sur de Alemania, que fueron las que dieron origen el nombre de “Seltz”.

-          El agua  carbónica o Seltz natural es aquel agua mineral que aflora naturalmente, fue muy valorada ya en la época romana a causa de sus virtudes terapéuticas, cura de males del aparato digestivo, afecciones de la piel, y muchas otras enfermedades, inclusive las de tipo mental como la depresión o la melancolía.
Al lado de los manantiales se desarrolló durante siglos un floreciente negocio balneario, donde la gente iba tomar las aguas o en tiempos más recientes, comprarlas ya embotelladas para no tener que desplazarse al manantial e incluso exportarlas.

En la provincia de Lugo tienen gran importancia los manantiales naturales de Guitiriz, Fontoria, Termas romanas de Lugo, Augas Santas en Pantón,  Fontecelta en Sarria, las Aguas ferruginosas de O Incio… entre otras.







-          El agua  carbonatada o agua de Seltz artificial. Desde el s.XVII y debido las propiedades del agua de Seltz natural, surgieron muchos médicos, farmacéuticos o químicos que consiguieron carbonatar el agua y de este modo no tener que ir al manantial, elaborándola artificialmente. En 1840 aparecieron en París los primeros aparatos para carbonatar el agua, llamados selzógenos. Las primeras máquinas saturadoras se deben al parisino Hermann- Lachapelle, que fue unos de los pioneros en fabricarlas. De ahí el invento fue evolucionando hasta hacer más sencillo el proceso y así poder tener una pequeña fábrica de gaseosas y sifones sin riesgos y pocas complicaciones.

Las bebidas  carbónicas

La fabricación sifones de seltz

Fueron los primeros envases en comercializarse. En un principio fue prescrita para los enfermos por sus virtudes terapéuticas, y más adelante se popularizó como bebida refrescante o para rebajar las bebidas alcohólicas de alta graduación y sobre todo para añadir al vermú.

El compuesto del sifón es agua saturado de gas carbónico a una presión de no más de un 10%.

El proceso de fabricación es sencillo. Se mezcla el agua con gas carbónico en una máquina llamada saturadora hasta obtener el nivel de presión adecuado, luego se pasa por un conducto a la máquina llenadora de los  sifones.  Este proceso requiere ciertas medidas de seguridad, puesto que al manipular los sifones, pueden explotar las botellas.

La principal fuente de comercialización fueron las farmacias, en las cuales se vendían por botellas o también por vasos como bebida en el mismo establecimiento. Esto era debido a que el envase de vidrio era muy caro por el grosor del mismo y la procedencia, pues en algunos casos procedían de la Bohemia en Checoeslovaquia. Las mismas farmacias eran las fabricantes del agua  carbonatada o de Seltz. Más tarde los “Salones de té” o “Varietés” destinados a un público selecto, ya disponían de su máquina saturadora y llenadora para su distinguida clientela. A continuación se fue popularizando en cafés, bares, tiendas de  ultramarinos y comercios como un artículo de venta más. Al final surgieron las fábricas que llenaban los sifones, las gaseosas y algunas hasta hacían refrescos de distintos sabores que se acomodaban el gusto de la gente del entorno que los consumía.

Los envases de sifón
Los primeros envases venían de la zona de Bohemia - Checoslovaquia, que fue donde se hicieron los sifones más singulares por las formas y los colores de los vidrios. Estos se llevaban principalmente a París para su grabado “al ácido” con el que se conseguían verdaderas obras de arte. De  éstos conserva un sifón de La Inglesa Nº Fab. 3453 de Antonio  Berbetoros  Rodriguez que tenía la fábrica en la Rúa Tinería 15 de Lugo.


Otros venían de Londres, y estaban hechos de vidrio liso transparente en el que se hacía también el grabado “al ácido”. Estos eran comprados principalmente por las fábricas de la Marina Lucense como Foz, Viveiro o Ribaso entre otros, debido a la cercanía con el puerto de Santander que era adonde llegaban los pedidos londinenses. Como por ejemplo, el sifón de M Mourenza de Foz.


En España, se hacían en Barcelona con Viudas de Vilella, Barranca,  Olcina…, o en Madrid con Vázquez del Saz, que no solo fabricaban y montaban las máquinas, grifería y el equipamiento, sino que además servían los envases ya personalizados en el vidrio mediante grabado “al ácido o a la arena”, incluso fabricaron las famosas botellas de “pito” lisas o en relieve. 





Hay que decir que los grabados “a la arena o al ácido”  españoles eran de muy baja calidad, en comparación con los grabadores de París, considerados los mejores de todos los tiempos, verdaderas obras de arte que iban firmadas por el artista o taller.
Más adelante, ya a mediados de los años 1950,  se comenzó a popularizar la serigrafía en los envases de vidrio, en el que se le imprimía el anagrama y textos del fabricante en uno o varios colores.

El envase de sifón fue el que más procesos sufrió por la evolución y cambios de los estándares que las autoridades sanitarias fueron exigiendo al largo del tiempo.
En definitiva, pasó de ser un sifón de vidrio de bohemia con mecanismo metálico de hermosa factura, es decir, una verdadera obra de arte, a ser un sifón hecho totalmente de plástico.

La fabricación de las gaseosas

A gaseosa fue concebida como bebida refrescante para beber sola o mezclada con vino o cerveza.

La composición es de agua mezclado con gas carbónico en menor  concentración que para el  sifón, y que no suene pasar de los 5k/cm2, a la que se le añade una pequeña porción de “jarabe” que viene a ser una mezcla de extracto de limón, ácido cítrico y azúcar o sacarina, o un compuesto similar hecho al gusto del fabricante para distinguir el sabor de otras gaseosas.

Para realizar el proceso, se usaba la jarabeadora que dosificaba la proporción ajustando el jarabe al agua. De este modo se lograba un  producto original que el fabricante guardaba en secreto para que el resultado de “dulzura y acidez” fuese siempre el mismo.

Los envases de “bolita o pito”

El principal problema que tenían las primeras gaseosas era el cierre, es decir, la manera de taponar la botella para que no se le escapara el gas. Al principio se utilizaron las de “pito o bolita”. Eran unas botellas de no más de medio litro que contenía una bolita de vidrio alojada en un estrechamiento del envase. La presión del gas hacía que la “bolita” subiera taponando la boca de la botella y el gas no saliera. Esto tenía muchos problemas tanto en el llenado como en el vaciado a la hora de servirla, pues para verter el líquido había que presionar con el dedo hacia dentro. Los problemas de higiene hicieron que se abandonara su uso y desaparecieran del mercado allá por el año 1955, que fue cuando se prohibió su utilización definitivamente. Se conserva alguna botella de “pito” en relieve como la de Villa Emma -Lourido Saavedra de Meira.


Los envases de “cierre corona y cierre mecánico”

Los primeros envases de eran pequeños, de no más de 400cc, de vidrio liso al que se le adhería una etiqueta, pero esto generaba recelo entre los fabricantes ya que llenaban los envases de otros, hasta que aparecieron las de relieve en el que figuraba la marca del llenador, lo cual impedía su uso por otra marca.

La aparición del cierre mecánico para las botellas de litro y de 400 cc y el cierre de corona o “chapa mejoró mucho la fabricación y conservación de la bebida, pudiendo abaratar los  costes de fabricación y reparto. También la producción nacional de las mismas y la impresión de la  serigrafía y marcaje del fabricante agilizaron la comercialización y el consumo, creando un abanico de fábricas por todo el territorio que dieron valor y riqueza a muchas familias gallegas.



Los refrescos

A  raíz del éxito de las gaseosas, algunos fabricantes decidieron aumentar la dosis del jarabe para conseguir un refresco para acomodarlo a las preferencias de su clientela. De este modo salieron al mercado refrescos de limón, naranja, fresa o cola como el popular Col-Gym de La Glacial en Riotorto. Tuvieron un amplio mercado los de Gasba de Vioalle, los de Cao en Monforte, de Manuel Lopez Baamonde con el Pum Limón, también en Monforte, entre otros.





Otras actividades

A manipulación del agua llevó a un buen número de fabricantes a elaboración de hielo. De este modo se ampliaba el negocio al servir la bebida y el medio para conservarla. El hielo se repartía en barras y se distribuía en un carro o camión en los últimos tiempos. Las "barras" se espolvoreaban con serrín para que no se pegaran y así ir cortando trozos según los deseos de los clientes, mientras los más pequeños esperaban el turno por algún trocito de hielo que pudieran regalarles.

En menor medida otros fabricaban también Lejía.

Miguel Ángel Martínez Coello

Fotografías propiedad de M.A. Martínez

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