Con el nº 3950 de la lista de fabricantes de bebidas
gaseosas de España, figura D. Carlos
Eligio Picouto “Díez” (aunque siempre le ponían “Díaz”), que en el lugar “El Piñeiral” instaló su empresa allá
por los años 50.
Para hacernos una idea, “El
Piñeiral” está situado a la salida de Ourense, por la carretera que parte
desde la avenida de Zamora y pasa por la
“Finca Sevilla”, en la que
hoy se encuentra el pabellón de deportes “Paco
Paz”, y poco antes de llegar a San
Ciprián de Viñas, donde aún se conserva la casa en la que se elaboraban las
famosas gaseosas.
Contaba la fábrica con tres manantiales propios de los que
uno era excepcional por su calidad y abundante caudal, el cual limpiaban casi
todos los años corriendo grave riesgo, a causa de que se acumulaban los gases
de la dinamita que se usaba para limpiarlos y hacer más sitio a “la
mina” o manantial . Cuentan que una vez D. Carlos, que era quien
bajaba al pozo-mina, estuvo a punto
de perder la vida sino le llega a auxiliar en el último momento una empleada
llamada Matilde que se percató del
peligro que corría.
D. Ricardo Picouto, oriundo de Seixalvo y padre de D. Carlos
Eligio era vinatero y terrateniente. Sus posesiones abarcaban desde El
Piñeiral hasta Seixalvo a lo largo de las márgenes del río Barbaña. D. Ricardo se casó con Dña. Gregoria
Díez (Goya, familiarmente), señorita que fue a buscar a Astorga y a la que
habían instruido las monjas en urbanidad, buenas costumbres, ciencias, artes y
letras… cuentan que pintaba y tocaba el piano con cierta maestría. D.
Carlos quedó huérfano y con
sólo 17 años tuvo que hacerse cargo del negocio de su padre para sacar adelante a la familia. Comenzó con
los vinos, que comercializaba en un bodegón situado en la calle de Santo
Domingo, que después abandonaría para fundar la fábrica de gaseosas en los
terrenos de su propiedad en “El Piñeiral”. Se casó con Dña. Virginia del Pilar
Delgado Núñez, recientemente fallecida el 16-09-2014 y que le dio 4 hijos,
Carlos, Jorge, José Luis y Pili, que continuaron junto a su padre con la
elaboración y distribución de las gaseosas hasta que en 1977 se traspasó
definitivamente la fábrica de gaseosas.
Uno de los primeros envases que fue
utilizado para el llenado de las gaseosas fue el de las famosas botellas “Codd”,
en España denominadas de “Bola”, de “Pito” o “Boliche”, llamadas así porque en la parte superior albergaba una
bola de cristal con una goma que estaba herméticamente colocada en la parte
interna del cuello de la botella y que hacía que por el efecto de la presión
del gas carbónico la bola de cristal subiese hasta quedar aprisionada contra la
goma y así la presión se mantuviese. Para beber bastaba con empujar hacia
adentro la bola y así conseguir que saliese el líquido, volviendo ésta hacia
arriba una vez que se volviese a poner la botella en posición vertical
reteniendo el gas. Este tipo de botellas dejaron de utilizarse a partir de la
prohibición sanitaria con la orden
ministerial de 22/03/1955.
Más adelante comenzaron a embotellarse en la
conocida botella de gaseosa de 1 litro de cierre mecánico y la de 400 cc de
cierre con tapón corona “chapa” y
que distribuían en cajas de madera con el cuello de la botella hacia abajo,
para que mantuviese mejor la presión al ir siempre mojado el corcho interior de
la “chapa”. Las botellas llegaban a Orense procedentes de Valladolid o León a
granel en sacos grandes de más de 60 unidades, colocadas de tal forma que no
había apenas roturas a pesar del precario embalaje y la rudeza del transporte.
Las primeras botellas no iban serigrafiadas,
llevaban pegada una etiqueta alargada en la parte superior alrededor del
cuello con el nombre de la fábrica. Las cajas para las botellas las
manufacturaban ellos en su fábrica grabándolas a fuego con la marca de “El Piñeiral”. Hacían cajas para 6
botellas de 1 litro y cajas para 24 unidades de 400 cc. Cuando aparecieron las
primeras botellas serigrafiadas, los fabricantes ya se las enviaban terminadas con el logo de su
marca que iba variando según fuesen haciendo un nuevo pedido. En el caso de las
Gaseosas el Piñeiral existieron
varios tipos de acabados:
- -
Un
primer acabado con el logo de la marca “Gaseosas Piñeiral – marca registrada”en
rojo y blanco abarcando gran parte de la botella sin ninguna dirección. Botella
rarísima que ni los propios se acuerdan.
Primera botella serigrafiada de gaseosa Piñeiral. Foto: M.A. Martínez Coello |
- - Una
segunda botella con el logo en rojo que incluía “Bebidas refrescantes - Piñeiral
– Orense” y la leyenda “Piñeiral 1 litro” en la parte
trasera, en color rojo.
- - Una
tercera botella con el logo en rojo de fondo blanco y que a su vez contaba con
dos variantes en la leyenda. Una con “Bebidas refrescantes - Piñeiral – Orense”
y “Piñeiral
1 litro” en rojo en la parte de atrás y otra que
ponía “Gaseosas - Piñeiral - fabricante 3.950 – marca registrada” y
en la parte de atrás en color blanco “Insuperable gaseosa por estar elaborada con
aguas de manantial y productos de alta calidad” además de un cajetín
con la advertencia “El uso comercial de este envase por otra fábrica, constituye delito
previsto en el artículo Nº 533 del código penal”. Esta botella tenía a
su vez otra variante en la que se incluía el número de teléfono debajo del
número de Fabricante. “Teléfono 216815”.
- - Y
ya en los últimos tiempo en que el llenado lo hacía Zar le sobreponían
sobre la serigrafía una etiqueta de papel de colores blanco, verde y con las
letras en rojo “Bebidas refrescantes Piñeiral – Gaseosa – desde 1959”
También llenaron sifones que en su cabezal de
plomo y en verde ponían la leyenda Gaseosa Piñeiral – Orense FTE. 3950,
algunos de bellísimo cristal azul de bohemia, como el de la foto. Lo fuerte de sus fabricados fueron la gaseosa, el seltz y la naranjada,
aunque también fueron depositarios de cervezas “El Leon” de San Sebastián y “El
Aguila Negra” de Colloto (Oviedo) además de vino embotellado de mesa de la
marca “Vine”, en cuanto a los
jarabes para las naranjadas
generalmente los compraban a fabricantes acreditados, pero el jarabe para las
gaseosas lo hacían ellos. El reparto de las gaseosas se hacían al principio con
un carro tirado por una mula que hacia el recorrido por San Ciprián, Rante,
Seixalbo, Mugares, Toén, Rairo, Taboadela…. El primer camión de reparto que compraron
fue un Fiat azul a gasolina, más tarde un Ford rojo también a gasolina, ambos
de segunda mano que los arruinaban a reparaciones. Más tarde un camión Ebro que
compraron de primera mano y otro Ebro –“chato” de 3.500 kg, todos ellos
rotulados con el logo de Gaseosas “El Piñeiral”. De cada reparto llevaban entre
60 y 80 cajas de cada viaje, teniendo que hacer en ocasiones varios viajes al
día.
Sifón Piñeiral. Foto: Miguel Ángel Martínez Coello |
“El Piñeiral” era
paso forzoso de “as Leiteiras y as
Rianxeiras” que venían de San Ciprián, Rante, Vilanova, Santa
Comba de Gargantós, Soutopenedo, Santa Leocadia, A Mezquita… … y era parada
obligada la fábrica de gaseosas en la que reponían fuerzas y se cambiaban
los zapatos de trabajo “As zocas” , que dejaban allí o en los huecos de
un muro contiguo cerca del cruce donde ahora existe una rotonda, por otros más
finos para estar más “guapas” en la Plaza que eran donde vendían “a leite y o
rianxo”. Muchas dejaban los burros que cargaban la leche en un solar de la
Calle Colón donde descansaban y que
luego recogían al final de la jornada para volver de nuevo a casa.
Cuando el mercado de las gaseosas comenzó a
flojear, ampliaron el negocio con la
representación de otros productos, como la lejía “El Guerrero, lava la señora y
lava el caballero” como rezaba su slogan. Ya en los últimos tiempos
fueron los primeros que fabricaron y comercializaron las famosas
bicas-mantecadas “AS BURGAS” que
horneaba D. Carlos juntamente a su mujer que era la que hacía las masas Dña. Virginia del Pilar (Pili
familiarmente), que era de la zona de Trives de donde le venía la tradición
además de ser muy buena cocinera como la había sido también su madre. Además de
tener y fabricar tan buenos productos como las gaseosas o las bicas, D.
Carlos tenía un talento especial para publicitar sus géneros, a cada cual
más ingenioso, del que es digno de destacar los regalos por fidelidad
consistentes en premios que le podían tocar al consumidor al comprar las
gaseosas. El anuncio que acompaño en el artículo, es una auténtica joya y de
ingenio emprendedor: Cuando el comprador adquiría una gaseosa “El Piñeiral”, el tendero le daba un número que si
coincidía con el tercer premio de la
lotería Nacional de Navidad se premiaba con una máquina de escribir
portátil marca Olivetti. Hoy su hijo
Carlos Benjamín Picouto, que es
quien me ha facilitado todos los datos y fotos para éste reportaje, me comenta
que esa máquina aún la conservan porque no le llegó a tocar a nadie y quedó
como vivo recuerdo de aquella campaña comercializadora. Además había premios
pequeños directos que estaban ocultos en el capuchón-precinto de plástico de la
botella y representados con una letra que correspondía a determinado premio
según la lista que estaba colgada en el establecimiento donde se vendían las
gaseosas “El Piñeiral”, ésto ocurría
allá por el año 1972.
Publicidad Gaseosas Piñeiral. Foto: F.Picouto |
Y para coronar la capacidad e iniciativa de D. Carlos,
tengo que relatar que en los comienzos de cada curso escolar, en uno de los
camiones de reparto, “acoplaba” una Orquesta que iba recorriendo la ciudad de Orense y los barrios, entonado
agradables melodías a la vez que arrojaban las famosas pelotas verdes “GORILA”, que hacían la delicia de
pequeños y mayores. Todo ello venía a cuento de que D.
Carlos era familiar de la esposa de
los que tenían las tiendas de zapatos, Astro,
Vitán y Tanvi, y de ésta forma se establecía una cooperación empresarial y
comercial de lo que ahora se llama “una explotación de sinergias comerciales y
de marketing, las joint-venture, el Know-How, las UTE,
las LBO, las I+D, el Spin-off, y los planes estratégicos.
¡Habla en cristiano!, dijo El Aguilucho.
No conozco el significado de la mitad de esas largas palabras y, lo que es más, creo que tú tampoco.
No conozco el significado de la mitad de esas largas palabras y, lo que es más, creo que tú tampoco.
( Lewis Carroll)
Pelotas "Gorila", pura nostalgia para los que tenemos ya cierta edad. |
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