..........Las gaseosas de Nabor en Beade y “os arrieiros”

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Artículo escrito por Miguel Ángel Martínez Coello



Una de las historias más apasionantes del Ribeiro es la de la “Ruta dos arrieiros” o “Camiño real” que iba desde Ribadavia hasta Pontevedra.  Desde el siglo XV constituía la principal vía de comunicación entre ellas y se empleaba principalmente para acarrear el vino del Ribeiro que llevaban en “pelexos” (pellejos), que hacían los propios arrieiros de Camposancos y de La Graña con la “pel de castrón” (piel de castrón), que a continuación mandaban a Nogarejos (La Bañeza) en tierras de León, donde eran impermeabilizados con pez y que después llenaban con el vino que luego llevaban al puerto de Pontevedra que posteriormente se comercializaba en el País Vasco o en La Bretaña. Ya de vuelta aprovechaban para traer Bacalao seco, raya curada y congrio, sardinas en seco, en salazón, en escabeche o ahumadas, entre otras cosas que a lo largo del camino le iban encomendando la gente además de cerámica y artesanía.
Este relato viene a propósito porque que Beade además de ser uno de los lugares donde cargaban el vino del Ribeiro como el de la viña da xeitosa o de la viña da Portela, es allí donde aún hoy se conserva un kilómetro del camino medieval, y que también era la primera parada que hacían muchos de los arrieiros que salían desde Ribadavia. A lo largo de los setenta kilómetros de recorrido, los arrieiros visitaban los lugares de Muimenta, Cortegazas, Camposancos, A Graña, A Airoa, A Laxe, Pontecaldelas e Marcón antes de llegar a Pontevedra. Los arrieiros acostumbraban llevar para  su trabajo, yeguas o mulas para el acarreo de sus mercancías con las que compartían las tristezas, las alegrías además de las inclemencias del tiempo, que no eran pocas, con los asaltos ocasionales de los bandidos, a lo largo de un camino lleno de riesgos y penalidades. El oficio de arrieiro, pese a que era muy sacrificado, en la mayoría de los casos pasaba de padres a hijos que, aún sin hacer rico a nadie, imprimía cierto estatus social y económico. Recientemente Pablo Rodríguez Fernández “Oitabén” hizo un hermoso trabajo sobre “Os arrieiros” en forma de cómic titulado “Pepiño O arrieiro”, con y para el patrocinio de la comisión de las recientes fiestas de Beade de 2015, en la que desenvuelve la historia de este camino mediante hermosos dibujos en viñetas a tinta china que recrean el ambiente de los arrieiros en el siglo XVIII, cuando las mercancías se pagaban en reales. De la mano de nuestro paisano imaginario “Pepiño” y de Domingos “O bicho da Graña” hacen un recorrido por el camino de los arrieiros desde Ribadavia hasta Pontevedra, sin olvidar el apoyo en los textos y supervisión histórica de Alba Chao.

El que caso es que en Beade existió, hasta mediados del siglo pasado, una de las últimas mulas en activo de la región que se llamaba “Cholito”. Era la mula de Nabor e Benigna, que trabajaba carreteando las cajas de gaseosas que fabricaban en el bajo de su casa a la que le enganchaban un carro de color verde claro y que de esa manera repartían su producto por zona do Ribeiro y los alrededores. El gaseosero se llamaba Nabor Villanueva Raña, nació en el año 1911 y murió el 17 de octubre de 1961 a la edad de 50 años. Tuvo un solo hijo llamado Camilo que murió joven a la edad de 43 años en el año 1980 sin dejar descendencia. Su mujer, que llamaba Benigna Feijoo Raña, tras la muerte de Nabor, llevó adelante la fabricación de gaseosas unos años más con la ayuda de su hijo. Benigna murió en el año 1996 a la edad de 83 años. Tenían la casa-fábrica un poco más adelante del Bar Celta yendo hacia Caldelas y Beiro. La industria de Nabor tenía el número 3909 del registro de las fábricas de gaseosas y sifones de España. 

Edificio que ocupó la fábrica de gaseosas de Nabor en Beade. Foto: M.A. Martínez Coello


En los primeros tiempos, el agua la tomaban de una fuente que estaba muy cerca de su casa llamada “a fonte dos tolos” (la fuente de los locos), que aún existe. Más adelante hicieron un nuevo pozo en su propiedad para de esa manera poder garantizar la calidad y la cantidad de la materia prima. Tuvieron un empleado que se llamada Antonio Cibeira que ya murió y más adelante cogieron otro llamado Antonio Villanueva que aún vive, el caso es que le llamaban “Toniño”  a ambos los dos. Benigna, la mujer de Nabor, era hermana de la abuela de Inés Villanueva y el padre de Nabor era hermano del bisabuelo de Inés, y por lo tanto sobrina de Nabor, que es quien me puso al corriente de los pormenores y facilitó fotos para ilustrar esta bella historia. 

A fonte dos Tolos. Foto: Miguel A. Martínez Coello

Los cascos de sus gaseosas constituyen hoy una joya por ser los herederos da famosa botella “torpedo”, sólo que su base es plana para mantener de pie la botella en vez de posición horizontal que tenía la original torpedo” para así mantener húmedo el corcho y que no saliese el gas, aunque en los comienzos también emplearon la de “Bola” conocida como la “botella Codd” llamada así porque es a quien se atribuye la invención, y que poco a poco fueron sustituyendo por culpa de la prohibición de su empleo por Sanidad en los años 50 del siglo pasado. Este casco era liso y sin ningún tipo de relieve. 

Modelo de botella. Foto: M.A. Martínez Coello

Su producción fue sencilla y escasa, calculándose una rotación de unos 1.000-1500 envases que no iban serigrafiados y que se cerraban por medio de una chapa. La mayor virtud de las gaseosas de Nabor era que a pesar de la dura competencia con los fabricantes de los alrededores, tales como  Hermida de Leiro, Blancote de Paredes-Leiro, Amadeo Neira, El Mexicano, Dieguez y Gómez en Ribadavia,  E-V-CH en Francelos-Ribadavia, Xouba en Ventosela y Avelino Martínez Rosendo de San Justo de Avión, llenaba su parcela comercial casi en exclusiva con los vecinos del lugar y alrededores, con los viajeros y arrieiros que iban de paso camino de Camposancos, Alto da Rasa, Cortegazas o a Chan de Covelo que demandaban un producto fresco que pudiesen consumir allí mismo y no tener que cargar con el pesado casco una vez vacío de gaseosa, que tenían que devolver ya que de lo contrario estaban obligados a abonar el envase. Ya en los últimos tempos para hacer el reparto de sus gaseosas, compró un coche viejo “que xa estaba para tiralo” (que ya estaba para tirarlo), a un taxista de Ribadavia que le llamaban “O Calavera”

Coche perteneciente a la fábrica de gaseosas de Nabor

Son muchas las historias vinculadas a Nabor con Beade y los arrieiros, tal vez por el vínculo que la mula “Cholito” generó, como un recuerdo inmutable a través de los tiempos para propios y extraños.
Arrieros somos y en el camino nos encontraremos……

..........Gaseosas Piñeiral

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Artículo escrito por Miguel Ángel Martínez Coello. Publicado en El Faro de Vigo el 23/08/2015






Con el nº 3950 de la lista de fabricantes de bebidas gaseosas de España, figura D. Carlos Eligio Picouto “Díez” (aunque siempre le ponían “Díaz”), que en el lugar “El Piñeiral” instaló su empresa allá por los años 50. 
Para hacernos una idea, “El Piñeiral” está situado a la salida de Ourense, por la carretera que parte desde la avenida de Zamora  y pasa por la  “Finca Sevilla”, en la que hoy se encuentra el pabellón de deportes “Paco Paz”, y poco antes de llegar a San Ciprián de Viñas, donde aún se conserva la casa en la que se elaboraban las famosas gaseosas. 

Contaba la fábrica con tres manantiales propios de los que uno era excepcional por su calidad y abundante caudal, el cual limpiaban casi todos los años corriendo grave riesgo, a causa de que se acumulaban los gases de la dinamita que se usaba para limpiarlos y hacer más sitio a  “la mina” o manantial . Cuentan que una vez D. Carlos, que era quien bajaba al pozo-mina, estuvo a punto de perder la vida sino le llega a auxiliar en el último momento una empleada llamada Matilde que se percató del peligro que corría.


D. Ricardo Picouto,  oriundo de Seixalvo y padre de D. Carlos Eligio era vinatero y terrateniente. Sus posesiones abarcaban desde El Piñeiral hasta Seixalvo a lo largo de las márgenes del río Barbaña. D. Ricardo se casó con Dña. Gregoria Díez (Goya, familiarmente), señorita que fue a buscar a Astorga y a la que habían instruido las monjas en urbanidad, buenas costumbres, ciencias, artes y letras… cuentan que pintaba y tocaba el piano con cierta maestría. DCarlos quedó huérfano y con sólo 17 años tuvo que hacerse cargo del negocio de su padre  para sacar adelante a la familia. Comenzó con los vinos, que comercializaba en un bodegón situado en la calle de Santo Domingo, que después abandonaría para fundar la fábrica de gaseosas en los terrenos de su propiedad en “El Piñeiral”. Se casó con Dña. Virginia del Pilar Delgado Núñez, recientemente fallecida el 16-09-2014 y que le dio 4 hijos, Carlos, Jorge, José Luis y Pili, que continuaron junto a su padre con la elaboración y distribución de las gaseosas hasta que en 1977 se traspasó definitivamente la fábrica de gaseosas. 
 
Familia Picouto al completo Foto: F.Picouto

Uno de los primeros envases que fue utilizado para el llenado de las gaseosas fue el de las famosas botellas  “Codd”, en España denominadas de “Bola”, de “Pito” o “Boliche”, llamadas así porque en la parte superior albergaba una bola de cristal con una goma que estaba herméticamente colocada en la parte interna del cuello de la botella y que hacía que por el efecto de la presión del gas carbónico la bola de cristal subiese hasta quedar aprisionada contra la goma y así la presión se mantuviese. Para beber bastaba con empujar hacia adentro la bola y así conseguir que saliese el líquido, volviendo ésta hacia arriba una vez que se volviese a poner la botella en posición vertical reteniendo el gas. Este tipo de botellas dejaron de utilizarse a partir de la prohibición sanitaria con la orden ministerial de 22/03/1955.
Más adelante comenzaron a embotellarse en la conocida botella de gaseosa de 1 litro de cierre mecánico y la de 400 cc de cierre con tapón corona “chapa” y que distribuían en cajas de madera con el cuello de la botella hacia abajo, para que mantuviese mejor la presión al ir siempre mojado el corcho interior de la “chapa”. Las botellas llegaban a Orense procedentes de Valladolid o León a granel en sacos grandes de más de 60 unidades, colocadas de tal forma que no había apenas roturas a pesar del precario embalaje y la rudeza del transporte. Las primeras botellas no iban serigrafiadas,  llevaban pegada una etiqueta alargada en la parte superior alrededor del cuello con el nombre de la fábrica. Las cajas para las botellas las manufacturaban ellos en su fábrica grabándolas a fuego con la marca de “El Piñeiral”. Hacían cajas para 6 botellas de 1 litro y cajas para 24 unidades de 400 cc. Cuando aparecieron las primeras botellas serigrafiadas, los fabricantes ya  se las enviaban terminadas con el logo de su marca que iba variando según fuesen haciendo un nuevo pedido. En el caso de las Gaseosas el Piñeiral existieron varios tipos de acabados:

-      - Un primer acabado con el logo de la marca “Gaseosas Piñeiral – marca registrada”en rojo y blanco abarcando gran parte de la botella sin ninguna dirección. Botella rarísima que ni los propios se acuerdan.

Primera botella serigrafiada de gaseosa Piñeiral. Foto: M.A. Martínez Coello


-       - Una segunda botella con el logo en rojo que incluía “Bebidas refrescantes - Piñeiral – Orense” y la leyenda “Piñeiral 1 litro” en la parte trasera, en color rojo.

-       - Una tercera botella con el logo en rojo de fondo blanco y que a su vez contaba con dos variantes en la leyenda. Una con “Bebidas refrescantes - Piñeiral – Orense” y “Piñeiral 1 litro” en rojo en la parte de atrás y otra  que  ponía “Gaseosas - Piñeiral - fabricante 3.950 – marca registrada” y en la parte de atrás en color blanco “Insuperable gaseosa por estar elaborada con aguas de manantial y productos de alta calidad” además de un cajetín con la advertencia “El uso comercial de este envase por otra fábrica, constituye delito previsto en el artículo Nº 533 del código penal”. Esta botella tenía a su vez otra variante en la que se incluía el número de teléfono debajo del número de Fabricante. “Teléfono 216815”.

-       - Y ya en los últimos tiempo en que el llenado lo hacía Zar le sobreponían sobre la serigrafía una etiqueta de papel de colores blanco, verde y con las letras en rojo “Bebidas refrescantes Piñeiral – Gaseosa – desde 1959”


También llenaron sifones que en su cabezal de plomo  y en verde ponían la leyenda Gaseosa Piñeiral – Orense FTE. 3950, algunos de bellísimo cristal azul de bohemia, como el de la foto. Lo  fuerte de sus fabricados fueron la gaseosa, el seltz y la naranjada, aunque también fueron depositarios de cervezas “El Leon” de San Sebastián y “El Aguila Negra” de Colloto (Oviedo) además de vino embotellado de mesa de la marca “Vine”, en cuanto a los jarabes para las naranjadas generalmente los compraban a fabricantes acreditados, pero el jarabe para las gaseosas lo hacían ellos. El reparto de las gaseosas se hacían al principio con un carro tirado por una mula que hacia el recorrido por San Ciprián, Rante, Seixalbo, Mugares, Toén, Rairo, Taboadela…. El primer camión de reparto que compraron fue un Fiat azul a gasolina, más tarde un Ford rojo también a gasolina, ambos de segunda mano que los arruinaban a reparaciones. Más tarde un camión Ebro que compraron de primera mano y otro Ebro –“chato” de 3.500 kg, todos ellos rotulados con el logo de Gaseosas “El Piñeiral”. De cada reparto llevaban entre 60 y 80 cajas de cada viaje, teniendo que hacer en ocasiones varios viajes al día.

Sifón Piñeiral. Foto: Miguel Ángel Martínez Coello



“El Piñeiral” era paso forzoso de “as Leiteiras  y as Rianxeiras” que venían de San Ciprián, Rante, Vilanova, Santa Comba de Gargantós, Soutopenedo, Santa Leocadia, A Mezquita… … y era parada obligada la fábrica de gaseosas en la que reponían fuerzas y se cambiaban los zapatos de trabajo “As zocas” , que dejaban allí o en los huecos de un muro contiguo cerca del cruce donde ahora existe una rotonda, por otros más finos para estar más “guapas” en la Plaza que eran donde vendían “a leite y o rianxo”. Muchas dejaban los burros que cargaban la leche en un solar de la Calle Colón donde descansaban y  que luego recogían al final de la jornada para volver de nuevo a casa.


Cuando el mercado de las gaseosas comenzó a flojear,  ampliaron el negocio con la representación de otros productos, como la lejía “El Guerrero, lava la señora y lava el caballero” como rezaba su slogan. Ya en los últimos tiempos fueron los primeros que fabricaron y comercializaron las famosas bicas-mantecadas “AS BURGAS” que horneaba D. Carlos juntamente a su mujer que era la que hacía las masas Dña. Virginia del Pilar (Pili familiarmente), que era de la zona de Trives de donde le venía la tradición además de ser muy buena cocinera como la había sido también su madre. Además de tener y fabricar tan buenos productos como las gaseosas o las bicas,  D. Carlos tenía un talento especial para publicitar sus géneros, a cada cual más ingenioso, del que es digno de destacar los regalos por fidelidad consistentes en premios que le podían tocar al consumidor al comprar las gaseosas. El anuncio que acompaño en el artículo, es una auténtica joya y de ingenio emprendedor: Cuando el comprador adquiría una gaseosa “El Piñeiral”,  el tendero le daba un número que si coincidía con el tercer premio de la lotería Nacional de Navidad se premiaba con una máquina de escribir portátil marca Olivetti. Hoy su hijo Carlos Benjamín Picouto, que es quien me ha facilitado todos los datos y fotos para éste reportaje, me comenta que esa máquina aún la conservan porque no le llegó a tocar a nadie y quedó como vivo recuerdo de aquella campaña comercializadora. Además había premios pequeños directos que estaban ocultos en el capuchón-precinto de plástico de la botella y representados con una letra que correspondía a determinado premio según la lista que estaba colgada en el establecimiento donde se vendían las gaseosas “El Piñeiral”, ésto ocurría allá por el año 1972. 

Publicidad Gaseosas Piñeiral. Foto: F.Picouto


Y para coronar la capacidad e iniciativa de D. Carlos, tengo que relatar que en los comienzos de cada curso escolar, en uno de los camiones  de reparto, “acoplaba” una Orquesta que iba recorriendo la ciudad de Orense y los barrios, entonado agradables melodías a la vez que arrojaban las famosas pelotas verdes “GORILA”, que hacían la delicia de pequeños y mayores. Todo ello venía a cuento de que  D. Carlos  era familiar de la esposa de los que tenían las tiendas de zapatos, Astro, Vitán y Tanvi, y de ésta forma se establecía una cooperación empresarial y comercial de lo que ahora se llama “una explotación de sinergias comerciales y de marketing, las joint-venture, el Know-How, las UTE, las LBO, las I+D, el Spin-off, y los planes estratégicos.

¡Habla en cristiano!, dijo El Aguilucho. 
                                                                                                                                                                             No conozco el significado de la mitad de esas largas palabras y, lo que es más, creo que tú tampoco.    

( Lewis Carroll)

Pelotas "Gorila", pura nostalgia para los que tenemos ya cierta edad.

..........Refrescos míticos españoles (4): La Casera

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Hoy se han superado las 50.000 visitas de este humilde blog y, para celebrarlo, voy a poner una entrada sobre uno de esos refrescos míticos españoles: La Casera. Aprovecho para mostraros a todos los seguidores y lectores ocasionales, toda mi gratitud.

Esta popular marca de gaseosa nació el 31 de mayo de 1949 fruto de la asiociación de tres hermanos: Francisco, Víctor y Félix Duffo González,  cuyo padre ya se había dedicado antes de la Guerra Civil al mundo de los refrescos. La primera producción apareció en el mercado un año más tarde, elaborada en la primera fábrica situada en la calle Cactus de Madrid.

Francisco Duffo Foix, el padre, tenía origen francés y era un agente de importación-exportación de productos especialmente ingleses. Como tal estuvo en Argentina y en París, antes de recalar en San Sebastián y finalmente en Barcelona. Entre otras, representaba la casa francesa de equipamientos para fábricas de bebidas carbónicas SMA, resultado de la fusión de los talleres Guèret-Frères, Durafort, Alb Piot y Mondollot. Tal vez por esta razón, decidió instalar él mismo una fábrica de bebidas carbónicas en 1923, Espumosos El Rayo, que ya conocemos pues fue una de las primeras en embotellar Coca-Cola en nuestro país en 1928. Además de la gaseosa El Rayo (que según su publicidad se vendía en Barcelona en más de mil establecimientos), fabricaba los refrescos Samsón, Ginger-Ale, etc. En 1929 solicitó el registro de la marca Orange Rayo, que le fue concedido en 1930.

Una vez pasada la Guerra Civil, fueron sus hijos los que se hicieron cargo del negocio, y parece ser que fue Félix, que era el que poseía una gran visión empresarial, el que tuvo la idea de hacer una gaseosa que pudiera ser vendida masivamente por todo el país. Le acompañaron en la aventura sus hermanos Francisco, poseedor de una buena experiencia comercial y Víctor, que había estudiado química y que creó y atendió la calidad del concentrado de la gaseosa. En la sociedad La Casera S.L., Félix poseía el 50% del capital, mientras que el resto estaba repartido a partes iguales por los otros dos hermanos. Los Duffo tuvieron una gran incidencia en el ramo de las bebidas, siendo marcas de la familia, además de las citadas, Jumate, Kiola y la popular en los años 50 Orange Iris, además de otras de menor relevancia.

Fuente: www.muchocuadro.com


Para cumplir el objetivo de extenderse por todo el país, se llevaron a cabo diferentes estrategias. Por razones de transporte, optaron por establecer una fábrica en cada provincia española, pero lo llevaron a cabo por distintas vías. Así, constituyeron una sociedad anónima con los mismos propietarios de la marca para cada fábrica nueva que se instalaba, de las que se llegaron a tener 25. En otros casos se asociaron con industriales del ramo en distintas sociedades, reconvirtiendo las instalaciones de las fábricas ya existentes, con participaciones en torno al 50% (11 casos), y en otros casos, ejercieron la función de franquiciadores, dejando el uso de la marca y cediendo el "know how" a cambio del pago de un royalty (17 franquicias). En total llegaron a funcionar 53 fábricas para la elaboración y embotellado de las bebidas refrescantes de la marca. Al mismo tiempo, se aprovechó la infraestructura para fabricar y embotellar los productos de la marca Schweppes, dándose la particularidad de que la familia Duffo poseía el 100% de la filial en los primeros años de penetración de esta marca en el mercado español. Esta compleja estructura comenzó a modificarse en 1986, de forma que 12 sociedades de capital propio quedaron fusionadas bajo la denominación de La Casera S.A., y el resto desaparecieron.
No fue sin embargo un proceso rápido, si la gaseosa apareció en 50, cinco años más tarde eran tres las fábricas existentes de este producto, que llegaría a conocerse por todo el país en la década de los 60, teniendo su momento de mayor apogeo en la de los 80.

Al primer producto, la gaseosa, embotellada en envase de cristal de un litro con tapón mecánico, le acompañaron hacia 1967 La Casera Limón y La Casera Naranja. Dos décadas más tarde apareció La Casera Cola, primera cola sin cafeína de España, y se lanzó el formato no retornable. Para ello se creó una nueva sociedad, Casera Industrial, responsable de la fabricación de envases de plástico (PET), vidrio no retornable y latas, con factorías en Toledo y Córdoba. Por primera vez en España, una empresa fabricante y embotelladora de bebidas refrescantes integraba en su estructura la producción de las botellas. En los años 90, otros sabores como lima y manzana se añadieron al catálogo para desaparecer poco después. El Tinto de Verano La Casera (gran acierto embotellar la costumbre española de mezclar la gaseosa y el vino) y La Sangría de La Casera, fueron los últimos y exitosos productos de esta marca.

Fuente: Hemeroteca ABC 24/06/1967


Después de varios movimientos accionariales, La Casera está hoy en día integrada en el grupo Orangina-Schweppes, manteniendo una importante cuota de mercado que la hace ser líder absoluta en el sector de gaseosas.

Este hecho ha sido posible gracias a su especial publicidad. Patrocinios deportivos, promociones y especialmente eslóganes como "Pídala en todas partes", "Si no hay Casera nos vamos", "¿Te acuerdas cuando bebíamos agua?" y el toque de humor de sus spots, le han dado una gran cercanía al público.
Sin embargo, las primeras publicidades eran más serias, haciendo hincapié en la higiene de sus envases esterilizados, el automatismo en su producción  y pureza de sus ingredientes, especialmente su agua tratada científicamente. Se habla en ellas de bidestilación y transparencia perfecta, y en numerosos anuncios aparecen fotos de sus instalaciones, garantía de su calidad.


Fuente: Hemeroteca ABC 24/04/1969

Fuente: Hemeroteca ABC 09/03/1962

Fuente: Hemeroteca ABC 19/03/1955


El logo ha permanecido prácticamente invariable en su larga vida, aunque la casita sonriente desapareció a comienzos de los 90 para ser recuperada en 2008. Desgraciadamente la botella clásica, que un principio tenía marcada en relieve su marca, desapareció hace tiempo, sustituida por una amplia variedad de formatos en envases no retornables, aunque en 1999 salió al mercado una edición conmemorativa serigrafiada de la que se fabricaron más de 1 millón de botellas.

(Hago desde aquí un llamamiento a que alguien corrija su artículo en la Wikipedia pues cuando apareció La Casera, el cierre de corcho con una cuerda que es citado como "tradicional", estaba superado hacía muchas décadas, de hecho el tapón mecánico era bastante común y no solamente patrimonio del agua oxigenada).

Fuentes:

Hemeroteca La Vanguardia
Hemeroteca ABC
www.lacasera.es
Wikipedia: artículo La Casera

..........Las primeras gaseosas en Galicia

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Artículo escrito por Miguel Ángel Martínez Coello y publicado en El Faro de Vigo el 16/08/2015 y el 18/08/2015



Desde los principales problemas con los que se tuvieron que enfrentar los fabricantes de bebidas carbónicas, entre ellas las gaseosas, fueron los envases y dispositivos para el cierre de los mismos. Este artículo además no sería posible sin la colaboración de la historiadora, investigadora, hija y nieta de fabricantes de gaseosas y autora del mejor blog en lengua castellana sobre La historia antigua del  sifón y los demás refrescos (sifonesantiguos.blogspot.com) : Silvia Isábal.


Los primeros envases

Las primeras botellas fueron fabricadas con gres a finales del S. XVIII hasta mediados del S XIX, que poco a poco, debido a la porosidad que hacía que perdiesen gas y no soportasen la presión en las reutilizaciones, se fueron sustituyendo por envases de cristal grueso y cilíndrico que soportaban mejor las altas presiones a las que se sometían. Las primeras botellas de cristal tenían forma redondeada en la base por lo que se tenían que almacenar tumbadas y el líquido estaba en contacto con el corcho que impedía que éste se secara y las fugas de líquido. Estas botellas se llamaban “Torpedo”, a mediados del S XIX se hicieron muy populares entre los ingleses que le llamaban “botella de huevo”, aunque los más finos se refieren a ella como la “Botella Hamilton” que es a quien se le atribuye la invención, Whilliam F. Hamilton para ser más exactos. Para poder sujetarlas en la mesa, se idearon unos bellos soportes que llegaron a estar hechos en oro o plata. Estos tipos de recipientes, en principio artesanales, no se industrializaron hasta los primeros años del S XX. Por otra parte los envases constituyeron siempre una gran carga para el fabricante que tenía que soportar los altos costes de los envases, las roturas y las perdidas debidas a la no devolución de los cascos por parte de comerciantes y particulares. Por si todo esto fuera poco, al ser anónimos los envases, porque antes implantarse el marcaje con serigrafía, la etiqueta que llevaban se iba con el agua,  algunos fabricantes utilizaban los envases de otros en vez de comprarlos. Ésta competencia entre fabricantes de gaseosas llevó que se grabasen las botellas con el nombre del productor creando un relieve en el propio cristal que evitaba así el llenado por otro fabricante que no fuese el indicado en el relieve. Las primeras botellas comercializadas en Galicia tenían forma oval pero con base, casi siempre con relieve de la marca, que las definían como “torpedo” por su forma recordando a las primitivas del S. XIX. 
 
Botella tipo torpedo con estampado en relieve de Obregón-Laza-Verín (Foto: Coello)


Botella tipo torpedo de Troncoso Hnos. Vigo 

Hasta pasados los 1950, se utilizó la botella Codd, hasta que se generalizó el tapón corona que comenzó a usarse a partir de 1930.  Aunque el tapón mecánico o de porcelana, no fue hasta los años 50 cuando logró implantarse definitivamente generalizándose como la botella de Gaseosa de 1 litro por excelencia en todo el territorio nacional.
Antiguas gaseosas gallegas con cierre mecánico (Foto: Coello)


Los cierres de las botellas

El primer sistema de cierre utilizado fue el corcho, cuyo empleo está documentado desde 1690 y que siguió usándose hasta mediados del S. XX por algunos fabricantes. El primitivo cierre consistía en un alambre o cordel atado al cuello de la botella sujetando el corcho que se clavaba con un mazo de madera.  En 1832 M. Vielcason ideó la manera de tapar la botella con una cuerda de bramante fijada con un anillo de alambre a modo de cápsula y en 1859 W, H. Putman patentó un sistema de cierre por el que embotellador solamente tenía que cambiar el corcho mientras el alambre permanecía fijo. El llamado “cierre mecánico” actual, proviene del primitivo cierre “rayo” inventado por el americano Charles De Qillfeldt en 1875 utilizado mayormente para las cervezas, perfeccionado en 1893  por Karl Hutter mejorándolo con un tapón de porcelana en el que iba insertado un disco de goma. En américa el tapón Hutchinson fue el más utilizado, Coca-cola embotelló con éste tipo de cierre, cuando el asa metálica estaba levantada, la presión del agua carbonatada mantenía la goma contra la base del cuello de la botella. Para beber, no había más que presionar hacia abajo. Este tipo de tapón muy similar por el sistema de cierre del tapón Codd, fue declarado poco higiénico porque la suciedad se acumulaba en el tapón y contaminaba el líquido. El tapón Codd fue patentado por Hiram Codd en 1872 en Inglaterra y fue muy popular en Europa, Asia y Australia y consistía en una bolita de cristal a la que la presión de la bebida carbonatada empujaba contra la goma insertada en el interior del cuello de la botella, para beber no había más que impulsar con el dedo meñique hacia abajo la bolita que permanecía en una cámara formada por el mismo cristal. El llenado de la botella Codd se hacía boca abajo. Las botellas eran costosas y difíciles de producir, además que los niños las rompían para extraerle la bolita para jugar. En España se conocieron con el nombre de “gaseosas de bola”, de boliche, de pita… Importado de Inglaterra  el primer cierre efectivo fue el Codd que se mantuvo durante bastante tiempo hasta los años 40, conviviendo con el cierre de corona que resultó ser el más efectivo e higiénico y que pervive en la actualidad. El cierre mecánico se impuso a partir de mediados de siglo con el fin de poder abrir y cerrar el envase cuando él líquido no se consumía en el momento. Es el cierre que define el diseño de la botella de Gaseosa de 1 litro a partir de los años 50 y que se popularizó serigrafiada publicitando a su vez la marca y detalles del lugar así como los número de registro.


Botella Codd Troncoso Hnos. Vigo (Foto: Coello)
 
Tapón corona Obregón. Verín (Foto: Coello)

Tapón corona Justo. Verín (Foto:Coello)



 
Tapón corona Casimiro Ourense (Foto: Coello)



El etiquetado y el marcaje

Otra cosa fueron las etiquetas que en principio era de papel pegado a la botella y que al reutilizar el envase, se sustituía después del lavado y posterior llenado. En los años 50 se impuso la serigrafía en los envases ya fuera de cierre corona o mecánico con el fin de publicitar la marca a la vez que se impedía el llenado por otros fabricantes que no correspondiesen con la marca de la botella. 



Las botellas en relieve

Los fabricantes de gaseosa en la mayoría de los casos elaboraban refrescos en botellas de menos de 400 cl. Para competir compraban botellas con relieves de motivos geométricos o vegetales que en la mayoría de los casos sólo eran identificadas por el tapón corona que era en el que estaba grabado o serigrafiado la marca del fabricante y número de fabricante. Éstas botellas eran estándar y el fabricante las vendía al por menor a distintos productores de gaseosas y refrescos por lo que se intercambiaban entre ellos, diferenciándose únicamente por la chapa. Más adelante para evitar el intercambio adoptaron el marcaje “chorro de arena”  aunque el más generalizado fue el grabado en relieve, hasta que a mediados de los 50 sustituyeron las botellas de relieve por las pequeñas de cierre mecánico de 400 cl serigrafiadas y las de 200 cl con el cierre corona también serigrafiadas. Con la llegada de las grandes marcas, La Casera, La Pitusa y La Revoltosa fueron desapareciendo las pequeñas marcas  hasta que las medidas sanitarias y los hábitos en el consumo dieron fin a toda una época de creatividad y de emprendedores que crearon riqueza dando trabajo y de comer a más de 6.000 familias en España, amén de un importante número de fabricantes de cajas, envases, etiquetas, jarabes, sistemas de marcaje, tapones corona… 



Envases de relieve en Orense

Hay que hacer especial mención que algunos fabricantes crearon auténticas obras de arte en el relieve de sus botellas y otros bastante ingeniosos en el culo de la botella. Los refrescos más populares eran los “oranges”, que cada fabricante dada su particular toque de dulzor o acidez que creaba la adicción en el cliente. El Orense fabricantes como Obregón en Laza y Verín, Gomez en Ribadavia, Sergio Troncoso en Orense, Laureano de Verín, Domonte en Salamonde (Orense), Domínguez en Orense, El Mexicano en Ribadavia, Iris  de La Trivesa de Puebla de Trives.


Botella Domonte Ourense (Foto: Coello)


Gaseosa Gómez. Ribadavia (Foto: Coello)

Relieve en la base de las botellas Laureano, de Verín. (Foto: Coello)

 
Detalle de la botella de Orange Iris de Trives (Foto: Coello)



Envases de relieve en el resto de Galicia

En el resto de Galicia hubo bastante proliferación de marcas que de alguna manera quisieron distinguirse por los finos acabados de sus envases convirtiéndolos hay en piezas de museo. Suarez de Santiago, y La Unión Industrial de La Coruña. Pero fue sobre todo en Pontevedra en donde hubo más adeptos a los acabados en relieve de loso envases, además de ser la provincia que más fabricantes de gaseosas hubo de Galicia. Vidal de Arcade, Troncoso Hermanos en Vigo, Paxariños de Comesaña, La Leonesa de Hnos. Ramos de Alcabre-Vigo, La Estrella de Balín en Teis-Vigo, Gabriel Santos en Pontevedra, González de Tuy, Eduardo Feijoo en Pontevedra… son algunos de los muchos que hicieron del envase de gaseosa un arte.

Botella Paxariños Comesaña Vigo (Foto: Coello)
 
Botella Suárez. Santiago (Foto: Coello)
Gaseosa Buján Vigo-Cádiz (Foto: Coello)

Relieve en base de Troncoso Hnos. Orense  (Foto: Coello)


..........¿Hubo refrescos de cola en España antes de la aparición de la Coca-Cola?, es más, ¿fue la Coca-Cola un invento español??

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Hasta ahora en este blog habíamos hablado siempre de hechos contrastados. Gracias a testimonios, documentación variada, libros, hemerotecas...hemos seguido la pista a los primeros refrescos comercializados en España. Sin embargo en esta ocasión, lo que voy a plantear es un interrogante:

¿Hubo refrescos de cola en España antes de la aparición de la Coca-Cola en 1928?

En los años 1926, 1927 y 1928, numerosos anuncios hacen referencia a "bebidas americanas" aunque, por desgracia, no podamos adivinar cual era su sabor. Bebida americana era el Iron Beer, refresco cubano de comienzos de siglo que se comercializaba en Menorca en 1926 y que, fabricado en la actualidad en Miami, está definido como similar al Dr. Pepper aunque algo más afrutado.

En ese mismo año, una fábrica valenciana, La Frigorífica S.A. elaboraba, además de gaseosas y refrescos de limón, naranja, granadina y zarza,  una "bebida americana" de nombre "Sansón".

La Correspondencia de Valencia 23-06-1926



 Un año después en la prensa española (Zamora, Palencia, Tenerife, Barcelona, Córdoba...) aparece otra "bebida americana" de nombre similar: "Samsón" (forma en ingés de Sansón), un refresco que además de ser delicioso "vigoriza, fortifica y nutre". En Barcelona era "Espumosos El Rayo", de la familia Duffo, la empresa encargada de su fabricación. Recordemos aquí que el efecto vigorizante fue muy repetido en las primeras publicidades de Coca-Cola un año después. Es posible que Samsón fuera una franquicia llegada de fuera, pero no he conseguido encontrar pruebas al respecto.

www.historiadelapublicidad.com


Las alusiones al mito bíblico de Sansón continúan en este relato, pues también en 1927 aparece en Santa Cruz de Tenerife una "bebida americana" de nombre "Dalila". La fabrica la empresa de bebidas gaseosas Didón que nos da alguna pista sobre ella, pues está elaborada a base de "Coco Kola de frutas" y "tiene gran aceptación especialmente entre los que han residido en la República de Cuba".

El Progreso, 18-06-1928
En opinión de esta humilde bloguera, tanta alusión al mito de Sansón y Dalida no es casual, así que todas estas bebidas debían ser similares. En el caso de "Dalida", la inclusión de la cola está clara, y en el caso de "Samsón", es su efecto vigorizante lo que hace sospechar. Ninguna de ellas por otra parte hace alusión a un sabor a fruta definida, así que: ¿serían copias nacionales de los refrescos americanos de cola? (si alguien tiene alguna información sobre estas bebidas, agradeceré cualquier aportación).

También podría ocurrir que fuera al revés y que la Coca-Cola sea una imitación de una bebida nacional. Lo cierto es que en el pueblo valenciano de Aielo de Malferit así lo creen y cuentan con argumentos sólidos para reivindicar el origen español de esa bebida. En esa población existía, a finales del s.XIX, una destilería que fabricaba un jarabe llamado "Nuez de Cola Coca" que fue presentado en un certamen de bebidas celebrado en Filadelfia en 1885, solo un año antes del nacimiento oficial de la Coca-Cola. Por no repetir lo que ya está escrito, os dejo un enlace a esta curiosa historia procedente de la BBC.


Fuentes: Hemeroteca del Ministerio de Cultura

..........Una gran colección de botellas

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Hasta ahora hemos visto en el blog diversos aspectos de la historia de los sifones y refrescos: su nacimiento, su evolución, las botellas utilizadas, los cierres, los sifones, sus estampados...Sin embargo, esta historia no sería posible sin la figura de los coleccionistas, encargados de conservar el legado que nos dejaron las antiguas fábricas.

Las fotos que váis a ver en esta entrada muestran una pequeña selección de la colección de Damián Ramón Artigues, un mallorquín que se cuenta entre los grandes del coleccionismo de botellas. Como el número de botellas es infinito y al final todo coleccionista tiene que centrarse en un aspecto que dé sentido a la colección, las de Damián Ramón Artigues tienen en común su belleza. Se trata de botellas singulares, tanto de gaseosa como de sifón, cerveza o refresco, destacables por su estampado, su relieve, su color o su rareza. La mayoría de ellas, piezas únicas e irrepetibles que además sabe fotografiar de forma magistral.

Disfrutad con ellas:
        




Mi agradecimiento a Damián por permitirme reproducir sus tesoros.