Si preguntáramos a cualquier persona cuál es la botella típica de gaseosa en España, responderá que es la botella de un litro de cristal con cierre mecánico de porcelana. Sin embargo, este tipo de botella solamente se generalizó a partir de los años 50, cuando se implantó el consumo de esta bebida en el ámbito familiar.
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Típica botella española de gaseosa de 1 litro de capacidad. |
Antes, el consumo tanto de gaseosa como de otros refrescos se realizaba solamente en celebraciones, fiestas o en establecimientos de hostelería, por lo cual los envases utilizados eran más pequeños, de 20 o 33 cl. de capacidad.
En cuanto a sistemas de cierre, el primero que se utilizó fue el corcho, que fue más tarde sustituido por el tapón mecánico, la botella Codd, o ya directamente el tapón corona en la década de los 30.
La botella Codd tuvo una fuerte implantación en nuestro país hasta esa década, en la que el tapón corona se generalizó. Alguna fábrica debió prolongar su uso algo más, pues la legislación prohibió su uso definitivo en la orden ministerial de 22/03/1955.
Como ya se ha comentado en otra entrada de este blog, este envase contaba con una serie de inconvenientes, como eran su alto coste, su riesgo de rotura, el afán infantil de conseguir la canica de su interior, su dificultad en el lavado y la falta de higiene (recordemos que la forma habitual de abrirlas era con el dedo, y al ir sin tapón se solía introducir suciedad en el interior de la boca). Las cajas utilizadas para el reparto de estas botellas contaban con compartimentos para cada botella hechos con esparto.
El tapón mecánico o de porcelana fue utilizado ya en las últimas décadas del s. XIX de forma minoritaria, aunque fueron bastantes las fábricas que lo adoptaron para sus gaseosas y refrescos, resultando algo incómodo para las botellas de pequeño formato. Como he dicho, su implantación fue espectacular desde mediados de los años 50 para las botellas de un litro.
La siguiente botella con su espectacular tapón, propiedad de Juan Ramón García Rivas, que me ha pasado amablemente su fotografía, demuestra que esta botella ya era utilizada a finales del s.XIX, pues era utilizada por la empresa de Tortosa de los Sres. Zaragoza y Cía, fabricantes de bebidas gaseosas de varios sabores y también embotelladores de cerveza.
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Diario de Tortosa, 1888 |
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Fotografía propiedad de Juan Ramón Gacía Rivas |
A partir de los años 30, el tapón corona, también denominado chapa, se utilizó de forma regular y fue adoptado de forma masiva por los fabricantes de bebidas refrescantes. Tenía la ventaja de su bajo coste, su hermeticidad y su higiene, y, aunque los fabricantes adoptaron en los 50 el tapón mecánico para las botellas grandes, siguieron empleando el tapón corona para sus botellas pequeñas.
Otros sistemas de cierre utilizados de forma minoritaria fueron el tapón de rosca (con tapón de baquelita), o sistemas mixtos: tapón mecánico y tapón corona, tapón de rosca y tapón mecánico, etc.
En cuanto a los sistemas de marcaje, hasta la reglamentación de 1958 que obligaba a que figurara en los envases "necesariamente grabado o impreso en forma indeleble en el tapón o en el cuerpo de los mismos el nombre o marca del fabricante y el nº de registro", los fabricantes españoles no eran muy dados a grabar las botellas destinadas a los refrescos, posiblemente por una cuestión de economía y porque así podían ser compradas de segunda mano o ser intercambiadas con las de otros fabricantes sin que se notara (la personalización se hacía en el tapón corona, que indicaba la procedencia de la botella). A pesar de que las botellas estaban bastante estandarizadas y en su mayoría eran bastante simples, las había decoradas con relieves de complejos motivos vegetales y geométricos, diseños exclusivos unas veces propiedad del fabricante y otra de las empresas vidrieras. Los colores utilizados, casi siempre en gamas del verde, variaban del blanco transparente al verde oscuro.
Cuando se adoptaba algún sistema de marcaje posiblemente era para disuadir de esas prácticas de intercambio, siendo el sistema más utilizado el grabado en relieve, empleado ya a finales del XIX, que también convivió con el "chorro de arena". A mediados de los 50 se impuso el grabado mediante serigrafía. Estos sistemas de estampación serán ampliados en otra entrada.
Fuentes: Hernández Duque, Francisco. La fabricación de gaseosas y sifones en Navarra. Cuadernos de Etonología y Etnografía de Navarra nº 85
Isábal Mallén, Silvia. Historia de las fábricas de bebidas carbónicas en La Litera. Littera 3. Revista de estudios literanos. Cellit.
http://h2co3c.blogspot.com.es