...... El «suau», «soldado» o «soldat»

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Algunos refrescos consiguen ingresar en la tradición gastronómica de algún lugar, comarca o región. Es el caso del «soldado», «soldat» o «suau», palabras que sirven para denominar una bebida compuesta por gaseosa, café y azúcar, muy conocida antaño tanto en zonas rurales de Cataluña como en las de la zona oriental de Aragón. 

De vez en cuando aparece un artículo en algún periódico o entrada en algún blog que trata de esta bebida y su historia y la mayoría de las veces lo hacen atendiendo más a la tradición oral que a la investigación histórica, por lo que aparecen muchas contradicciones y se hace necesario rastrear su origen.

Las tres palabras son sinónimas. Hay bastante unanimidad (y lógica) en señalar que «suau» (que significa «suave» en catalán) procede de la evolución fonética de una marca comercial, «Zuavo» (pronunciado en catalán «suavo»), que era un ponche de café natural elaborado por Carbónicas Solé en Mora d'Ebre (Tarragona). La popularidad de esta bebida hizo que al final esta palabra acabara denominando en todo su entorno a esta manera de tomar café en verano. Dado que «zuavo» es el nombre que se dio a ciertos regimientos de origen argelino en el ejército francés, no falta quien afirma que la otra denominación, soldado (soldat en catalán), procede también de esta marca comercial, que contaba en su etiqueta con la imagen de un soldado zuavo y su característica vestimenta. (Rodamots y El País Gastro). También se afirma que este refresco era el favorito de este cuerpo de infantería, por lo que sus soldados serían, de alguna forma, sus creadores. (zuaus.blogspot.com). Se dice también en varios lugares que era una especie de sustituto de la Coca-Cola a mitad del siglo pasado, ya que este refresco estaba recién llegado a España y era difícil de conseguir, pero, como veremos, esta bebida ya era popular antes de que llegara la Coca-Cola en España (lo cual recordemos que ocurrió en los años 20, no en los 50).

Lo cierto es que la denominación suau es posterior a la de soldat o soldado, que sería la original y que ya se utilizaba en el siglo XIX. Rastreando en la hemeroteca de Premsa Digitalizada de la Generalitat de Catalunya (xacpremsa.cultura.gencat.cat), descubrimos, en la página 6 del periódico La Comarca del Noya de 24/06/1888 la siguiente afirmación: «Lo duenyo del café del Noya ha compost un aixarop que barrejanthi una gaseosa forma la beguda que´s coneix por lo nom de soldat» (El dueño del café del Noya ha compuesto un jarabe que mezclando una gaseosa forma la bebida que se conoce por el nombre de soldado).




También en la misma hemeroteca y en el programa de fiestas de La Bisbal d'Empordà (Girona) de 1919, hemos encontrado muy clara la definición del soldat en un listado de precios:



Si bien aparece el soldat, no se encuentra en prensa antigua ninguna alusión a la denominación «zuavo» como sinónimo de mezcla de café y gaseosa. Hay que esperar a la década de los 40 del pasado siglo para encontrar las primeras referencias y, así, acudiendo a la web histórica de la Oficina de Patentes y Marcas, vemos que José Solé, el industrial de Mora d'Ebre cuya empresa se remontaba a 1890, patentó la marca Zuavo en 1942, y lo hizo para distinguir «bebidas gaseosas», aunque en la etiqueta ponía literalmente «Ponche espumoso al café», por lo que podemos deducir que, dado que a ese refresco, preparado hasta entonces en el hogar o en los cafés, se le conocía como "soldado" o "soldat", eligió una denominación que hiciera alusión a un cuerpo militar, en este caso los zuavos, aunque tampoco se puede descartar el hecho de que ya, de forma popular, en algunos lugares se conociera a esta bebida con el nuevo nombre como derivación de soldat (en vez de pedir un soldado, a alguien se le pudo ocurrir aludir al nombre de ese cuerpo de infantería concreto).

Etiqueta registrada de Zuavo

                                           BOPI histórico. Oficina Española de Patentes y Marcas


En cualquier caso, el éxito de la fórmula de Mora d'Ebre y su amplio consumo hizo que le fueron saliendo competidores. De esta forma, un año después otro industrial de Reus (Tarragona) de nombre Juan Cogul también registró Zuavo como marca de gaseosas, y en 1948, Luis Marco Dach registró tanto «Zuavo» como «Soldado», ambas para aplicar en bebidas carbónicas, gaseosas y refrescos. También Ramón Civit, de Valls, utilizó la denominación «Zuavo Imperial» para una de sus elaboraciones


Juventud, 25/09/1948 (Premsa Digitalizada Gencat)


Parece que la marca de la empresa de Solé acabó siendo la más longeva y suau acabó siendo la denominación por la que se conoció a esta bebida en varias comarcas de Tarragona. Mientras, en las comarcas de Lleida y en la zona oriental de Aragón, las palabras «soldat» o «soldado» fueron las que prevalecieron, lo cual nos lleva a la conclusión de que primero fue el soldado y el soldat, luego el zuavo y finalmente el suau.

Carbónicas Solé terminó su actividad en los años 80, pero el suau sigue produciéndose embotellado desde 2005 en Benissanet, Tarragona, con el nombre de Suau Quim (Página web de Suau Quim). 

Esporádicamente surgen iniciativas, especialmente en la provincia de Tarragona, para recuperar su ingesta de forma más generalizada, porque a pesar de su agradable sabor, parece asociado al consumo de gente mayor, y creo que todos los que vivimos en las zonas donde fue popular (en mi caso el Aragón Oriental), recordamos a nuestros padres y abuelos preparándose un soldado para calmar la sed del verano, aunque ya hemos visto que su origen es bastante anterior, por lo que es posible que incluso nuestros bisabuelos y tatarabuelos recurrieran a su consumo.







.......... Nuestro blog en EL PAÍS Gastro

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 Ha sido una gran satisfacción aparecer en EL PAÍS Gastro que, como su nombre indica, es la sección gastronómica de EL PAÍS. Concretamente aparece la mención a este blog dentro de un artículo sobre la historia de los sifones firmado por Claudia Polo (@soulinthekitchen), una joven que, además de escribir en este medio, está empeñada —a través de su página web o su canal de Instagram— en educar sobre una alimentación consciente a través de la creatividad y una relación sana con nuestro cuerpo y ecosistema, a la que quiero dar las gracias.

Os dejo el enlace para que disfrutéis del artículo:

EL PAIS Gastro



.......... Sifones que no lo parecen: gasógenos o seltzógenos Lhote, Hérault o Genotte

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 En una entrada anterior: Los seltzógenos (II), hablábamos ya de estos aparatos, creados sobre 1860, que en realidad son jarras de porcelana con un tabique central. En uno de los compartimentos se colocaba la disolución de ácido tartárico y, en el otro, la de bicarbonato sódico. La mezcla se realizaba directamente en el pico de la jarra en el momento de verter. Aunque se comercializaban en España ya en la década de 1870, fue en Francia donde fueron más populares, especialmente en el ámbito doméstico. En esa entrada anterior comentábamos también que, aunque el modelo básico era blanco y un poco rústico, se llegaron a comercializar en finas porcelanas que en ocasiones contaban con delicados o llamativos estampados. Y para ilustrar esta realidad, nada como las fotos de los ejemplares que cuenta en su colección Ferrán Quintana, que además ha tenido la gentileza de compartir con nosotros.









Y para completar este complejo y variado mundo de los seltzógenos, nos ha compartido también la foto de un curioso sifón de gres alemán cuyo principio de funcionamiento era básicamente el mismo (la mezcla de los dos reactivos producía el gas) y que parece que estaba destinado a  la dispensa de agua de Seltz en una farmacia. 




Mi más profundo agradecimiento a Ferrán por compartir sus tesoros


.......... Refrescos míticos españoles (5): Orangina (y Naranjina)

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Recomiendo, antes de leer este artículo, echar un vistazo al dedicado a Trinaranjus, pues el creador de este popular refresco sin gas, el de la Orangina y el de la Naranjina es la misma persona, el valenciano, doctor en Farmacia, Agustín Trigo Mezquita.

Hablar de la Orangina como refresco español es complicado, porque todos sabemos que se trata de una bebida patrimonio de la cultura francesa cuyo consumo está extendido por todo el mundo. De la Orangina se dice:

«La fórmula de la Orangina, basada en pulpa y zumo de naranja ligeramente gasificado, fue inventada en 1933 por el químico valenciano Dr. Trigo con el nombre de Naranjina. Este llevó su producto a una feria de la francesa Marsella con el nombre de "Naranjina". Un empresario francés, León Beton, compró en 1936 la fórmula y la marca para comenzar su producción y comercialización como "Orangina", utilizando los terrenos de naranjos que tenía en Argelia. En 1951, el hijo de Léon, Jean-Claude, emprende la distribución del producto mediante originales botellas de forma redondeada e introduce la marca en toda Francia, donde consigue éxito» (Wikipedia en español, entrada Orangina)

Esta es más o menos la historia oficial, que se repite en multitud de medios de habla española, inglesa o francesa con pocas variaciones. Sin embargo, hay que matizar algunas cosas y desmentir otras, y lo haremos, como siempre, apoyándonos en hemerotecas y anuarios. 

  • En primer lugar, la Naranjina NUNCA fue un refresco gasificado. Era un concentrado de frutas (naranja, limón, mandarina) que tenía la textura de una jalea. Se acompañaba, en el tapón, de aceites esenciales de cítricos que también se utilizaban para aromatizar. Se usaba en principio como complejo vitamínico (recetado por doctores), aunque poco a poco se fue introduciendo su uso en repostería y también para la elaboración de refrescos: una cucharadita de Naranjina diluida en agua de Seltz o agua azucarada daba lugar a un fantástico refresco. Su botella era muy característica, especialmente por el tapón, que registró como patente el Dr. Trigo.
  • Naranjina no fue «inventado» en 1933. El registro de la marca por parte de Agustín Trigo Mezquita, para designar «productos medicinales a base de naranja» aparece con el número 94.798 en el Boletín Oficial de la Propiedad Industrial del 16/12/1925 (se puede consultar en la web de la Oficina Española de Patentes y Marcas). En 1929 (Boletín del 16/02/1929) se registra la misma marca para designar jarabes para la elaboración de refrescos. Las primeras referencias en prensa española a este producto aparecen ya en 1924 (El Pueblo: diario republicano de ValenciaBiblioteca Virtual de Prensa Histórica. MCU, 04/06/1924, p.1)
  • Se le otorga la creación de la marca Orangina a León Beton como adaptación al francés de Naranjina, pero no es así. Por mucho que les duela a los franceses, Orangina fue, antes de eso, registrada en España por parte de Agustín Trigo Mezquita, concretamente en 1933, para designar «bebidas gaseosas y refrescantes» (Índice de marcas concedidas por el Registro de la Propiedad Industrial durante el año 1933, 01/01/1933, Anexo 10). El doctor pues, registró el mismo año dos marcas, Trinaranjus para los refrescos sin gas y Orangina para los refrescos con gas.
Botella de Naranjina. La Vanguardia: diario filipino independiente 12/10/35 (Biblioteca Virtual de Prensa Histórica. MCU) 


Seguramente es cierto que Léon Beton conoció la Naranjina en la feria de Marsella, pero lo cierto es que ese concentrado era ya muy conocido en Francia. No hay más que echar un vistazo a la hemeroteca de la Biblioteca Nacional Francesa para ver que aparecen referencias a ella desde, al menos, 1932. Y no solamente en la Francia continental, sino también en todas sus colonias y protectorados, incluida Indochina. Y es que el doctor Trigo contaba con una filial en Mountrouge, muy cerca de París, para la comercialización de la Naranjina. La publicación Archives Commerciales de la France (08/05/1940, p.717) incluso nos informa de la existencia de una sociedad anónima de nombre Naranjina que contaba con un capital de 350.000 francos. El propio Jean-Claude Beton, en un libro que coescribió en 1993, afirma que la primera pretensión fue la de elaborar en Argelia tanto la Naranjina (cuya botella característica mantuvo) como derivados de la misma, que llevaron la marca Orangina. Para ello se creó la sociedad Naranjina-Boufarik, que según Therry Lefebvre (2005) estaba formada por Léon Beton y Agustín Trigo Miralles (hijo del creador de la Naranjina).

L'Aventure de l'orange. Jean-Claude Beton et Gilles Brochard (1993), p.80


Fue en 1951 cuando Jean-Claude Beton, hijo de León, formó la sociedad Naranjina Nord-Afrique, una SARL familiar con capital de 5.000.000 francos para la producción del refresco gasificado Orangina, que en sus comienzos se vendió como «Orangina, soda de Naranjina». Y seguramente lo hizo con la participación de la familia Trigo, pues Therry Lefebvre habla de un viaje de Jean-Claude Beton a Valencia y la marcha a Boufarik (Argelia) de uno de los encargados de la fábrica valenciana: Fernando Peris. Por otra parte, en su libro, Jean Claude Beton también habla de «plusieurs tête á tête» con el doctor Trigo para conseguir una bebida moderna al gusto francés. Fue en 1953 cuando, gracias a las campañas publicitarias, Orangina comenzó su expansión imparable en Francia. 

L'Aventure de l'orange. Jean-Claude Beton et Gilles Brochard (1993), p.81



Dejamos a los franceses para concentrarnos en el recorrido de Orangina en España. Aunque el Dr. Trigo registró la marca en 1933, apenas hay referencias a ella en el periodo anterior a la Guerra Civil. Únicamente una reseña en el periódico El Debate del 24/07/1935 nos habla de forma conjunta de Trinaranjus y Orangina (escrito «Oranjina»), afirmando, además, que esta última es «sin discusión la mejor gaseosa conocida». Hay que esperar a la década de los 50, concretamente a 1957, para encontrar una publicidad masiva de este refresco, siempre asociado a Trinaranjus y Naranjina y con origen valenciano, desarrollados por los Laboratorios del Dr. Trigo.

Pueblo: Diario del Trabajo Nacional, 11/03/1957 (Biblioteca Virtual de Prensa Histórica. MCU)

Es decir que la Orangina llegó a comercializarse en los años 30 como refresco con gas, pero seguramente solo en Valencia, ya que la reseña de El Debate analiza justamente la realidad empresarial y comercial en esa ciudad. La irrupción de la guerra posiblemente paralizaría la expansión de la marca, que se retomó (casualmente) justo cuando el consumo de Orangina se extendía por Francia. 

La botella francesa y la española se parecían poco. La primera imitaba una naranja, mientras que la española tenía una forma un tanto telescópica, sin embargo, compartían carteles publicitarios. En el éxito de la Orangina francesa siempre se ha destacado el papel de los carteles creados por el diseñador Bernard Villemot, pero vemos, comparando las dos imágenes que se muestran que, salvo la forma de la botella, las publicidades de la Orangina francesa y la española eran exactamente iguales.

Póster publicitario de Orangina, reproducción moderna de los originales franceses (colección particular) 

Esto refuerza la idea de una colaboración entre la familia Trigo en España y la familia Beton en Francia más allá de ese encuentro en la Feria de Marsella.  Esta relación habría estado más basada en la comercialización de la Orangina (que ya había iniciado el Dr. Trigo en la década de los 30) que en la de la Naranjina y hay que reconocer que, aunque no podemos de momento concretar si esa colaboración fue financiera o meramente comercial (o ambas), sin duda sería un buen tema de investigación. 

En cualquier caso, en la decena de años en que Orangina, en sus sabores de naranja y limón, estuvo muy presente en el mercado español, contaba con fábricas en Valencia, Madrid y Barcelona y con concesionarios en San Sebastián, Sevilla y Valladolid que también envasaban el producto, sin contar con los cientos de pequeños distribuidores que vendían sus productos por toda la geografía nacional. A nivel publicitario, contaba con gran presencia en los medios de comunicación y se encargó de patrocinar no pocas pruebas deportivas.

Publicidad de Orangina. Diario de Burgos, 29/06/1958 (Biblioteca Virtual de Prensa Histórica. MCU)


 
Publicidad de Orangina. Hoja oficial de la provincia de Barcelona, 06/06/1960 (Biblioteca Virtual de Prensa Histórica. MCU)


Se pierde la pista de Orangina en España a finales de la década de los 60, coincidiendo con la venta de la empresa a la catalana Agrolimen, por lo que el nombre de Productos del Dr. Trigo cambió a Cítricos y Refrescos S.A. (CITRESA). Esta debió cuestionar la rentabilidad de la Orangina, que contaba con demasiados rivales en el mercado, mientras apostaba fuertemente por Trinaranjus, que en su calidad de refresco sin gas, no contaba con apenas competencia. Mientras, en Francia, Orangina continuaba su expansión traspasando fronteras.


Bibliografía:

Hemeroteca de la Bibliothèque national de France (BNF)
Biblioteca Virtual de Prensa Histórica. MCU
Boletín Oficial de la Propiedad Industrial
Lefebvre, Thierry (2005): «Un pharmacien espagnol à l'origine d'Orangina», Revue d´Histoire de la Pharmacie, 348, pp. 595-596
Lefebvre, Thierry (2006): «De Naranjina à Orangina», Revue d´Histoire de la Pharmacie, 351, pp. 397-399 
Beton, Jean-Claude y Brochard, Gilles (1993). L'Aventure de l'orange. Éditions Denoël (disponible en www.archive.org)

.......... 500.000 Visitas!!!!!!

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Cuando, hace 10 años, el Centro de Estudios Literanos me encargó la redacción de un artículo que recogiera el recorrido de las antiguas fábricas de sifones y gaseosas de la comarca de la Litera (Huesca) me di cuenta de que, en general, la historia de las bebidas carbónicas en España estaba llena de vaguedades, imprecisiones e inexactitudes, cuando no directamente manipulada por los intereses de algunas marcas.

Esa fue la principal razón de ser de este blog, poner un poco de orden en este mundo y concretar, de la forma más precisa posible  (recurriendo a anuarios y hemerotecas), cuándo nacieron los refrescos en España, quiénes fueron sus primeros artífices, cómo se presentaban ante los consumidores, cómo evolucionó su fabricación y cómo fue su penetración en la sociedad española.

Pero, además, el blog contaba con otra razón de ser y era la de servir de punto de encuentro a curiosos, coleccionistas y nostálgicos para poder, así, recuperar la historia de las miles de fábricas que hubo en España y de los envases que produjeron. Y es que el oficio de «gaseosero», hoy en día en vías de extinción, estuvo presente en prácticamente cada pueblo y definió una forma de vida que era compartida por toda su familia. No podemos olvidar, además, que los productos que elaboraba despiertan la nostalgia de los que conocimos esa época, porque, al estar asociados a momentos especiales, constituían una promesa de efímera felicidad.

En esta entrada, al celebrar a la vez los 10 años del blog y sus 500 000 visitas, puedo decir que, aunque todavía queda mucho trabajo que hacer, el objetivo se está cumpliendo y hoy en día este blog se ha convertido en una referencia bibliográfica indiscutible para todos aquellos artículos y blogs (y algún medio de comunicación) que quieren recuperar la memoria de esta industria, además de aparecer también como referencia en trabajos académicos de temáticas diversas y ser consultado por coleccionistas y anticuarios.

Pero esto no habría sido posible sin la colaboración de todos los que habéis confiado en mí para enviarme vuestras vivencias y recuerdos, y también la de todos los que, con vuestros comentarios, habéis completado el contenido de las entradas. Colaboradores imprescindibles han sido también un buen puñado de coleccionistas que me han hecho partícipes de sus joyas e informaciones para que yo pudiera utilizarlas y también algún curioso incondicional, compañero de inquietudes carbónicas (y aquí tengo que citar a Miguel Ángel Martínez Coello), que ha querido compartir aquí sus escritos.

Sin embargo, incluso con toda esa ayuda, nada tendría sentido sin el interés de los seguidores de este blog y de sus visitantes ocasionales, así que:

A todos vosotros…. ¡¡¡¡¡¡¡ MEDIO MILLÓN DE GRACIAS!!!!!!

.......... Gaseosas La Andorrana

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 Seguimos completando el mapa de las fábricas de bebidas carbónicas de España con la historia sobre La Andorrana de Andorra (Teruel), que recogieron magistralmente M.ª José Tejedor y Pilar Villaroya en un artículo sobre Viejos Artes y Oficios aparecido en el Boletín de Cultura e Información que edita el Centro de Estudios Locales de Andorra. Aquí os dejo el enlace:

 https://www.celandigital.com/images/pdfs/bci13/gaseosas-la-andorrana.pdf

........... Las primeras fábricas de refrescos en la ciudad de Zaragoza

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En una entrada bastante anterior que estudiaba las primeras fábricas de gaseosas en España, (las primeras fábricas españolas) estuvimos hablando de la fábrica barcelonesa de J. Naully que, al pretender abrir un establecimiento en Zaragoza, acabó provocando un enfrentamiento con el sector farmacéutico que finalizó con la liberación de la elaboración de refrescos, dejando para los boticarios la fabricación de las imitaciones de las aguas carbonatadas naturales. (liberalización de la industria)

Hasta ahora era una incógnita si el establecimiento del señor Naully se había llegado a inaugurar en Zaragoza, pero la reciente posibilidad de consulta de la hemeroteca digital del Ayuntamiento de esa ciudad ha despejado las dudas y encontramos, en el Diario Constitucional de Zaragoza del 22 de junio de 1841, dos páginas completas de publicidad de esta industria que, además de informar de precios y capacidades de sus botellas, enumeran las ventajas para la salud de la ingesta de sus productos: Agua de Seltz, Soda Water, Agua Ferruginosa, Agua Sulfurosa, Agua de Sedlitz, Limonada Gaseosa y Groc al Rom (que debería contener algo de ron, atendiendo al nombre, ya que rom es ron en catalán). Se informa también de que la empresa de J. Naully tiene también un despacho en Cádiz, que su producción alcanza de 1500 a 2000 botellas diarias y que también exporta a América.  


Sin embargo, da la sensación de que los refrescos, como producto de masas, no acababan de convencer a los zaragozanos, que seguían prefiriendo la cerveza, como se desprende del anuncio de la fábrica de licores de Juan Lauga, que también los comercializaba (La Esmeralda, 4/5/1848):

Estas bebidas que son tan agradables y saludables se pueden tomar como la cerveza, es un refresco muy bueno y no tiene el sabor amargo de la cerveza, su gusto es dulce y al mismo tiempo picante, enfin, hace espuma como la cerveza y además tiene un gusto agradable a naranja, limón o cualquier otro aroma.

Y es que al parecer corría algún tipo de bulo sobre su consumo (La Esmeralda, 12/06/1848):

Algunas personas mal intencionadas han dicho que la limonada gaseosa era una bebida muy perjudicial al cuerpo; por cuya razón, el fabricante al conocer que estos rumores absurdos llevaban siniestra intención pues no podían salir más que de la cabeza de personas sin instrucción sobre esta materia, ha querido dar alguna explicación sobre el objeto en cuestión.

El caso es que ni siquiera los bulos malintencionados frenaron su consumo y en la segunda mitad el siglo XIX encontramos en Zaragoza varios establecimientos dedicados a su comercialización y fabricación, resultando un poco complicado conocer a priori si pertenecían a una categoría u otra. Fabricante parece el cervecero Juan Ducuron, que, anticipándose un siglo a las modas, ya comercializaba cerveza de limón además de gaseosas, y en 1876 abrió su establecimiento otro cervecero, L. Matossi, que también se dedicó a la elaboración de refrescos.


Fabricantes importantes fueron los catalanes Esteban Bragulat, Juan Bragulat y Francisco Bragulat, que coincidieron temporalmente en activo. Los primeros en establecerse fueron Esteban y Francisco, aunque pronto el primero abandonó la ciudad dejando la fábrica que había creado en manos de Juan, que era farmacéutico. Francisco y Juan por otra parte fueron socios en la compañía Bragulat y Compañía, que estuvo en activo en el periodo 1885-1890, momento en que ambos volvieron a emprender caminos separados dentro de la industria: Francisco dirigió su fábrica “La Catalana” y Juan se dedicó fundamentalmente a la fabricación de "gaseosas medicinales", entre ellas (la historia de las gaseosas nunca deja de sorprender) "gaseosas anti-venéreas" que curaban la sífilis, todas ellas en formato de sifón o botella con corcho. Por otra parte, Esteban volvería a establecerse de nuevo en Zaragoza con una nueva fábrica que no fue recibida con mucho entusiasmo por sus (parece lógico creer que) parientes.


De esta manera, en un anuncio de Francisco Bragulat se especifica:

Este establecimiento puede ofrecer al público sus productos como lo pueda hacer otra que lleve su apellido [...] El crédito de esta casa atestigua la confianza adquirida por sus buenos productos que no temen la competencia que intenta hacer otra casa (Diario de Zaragoza, 15/07/1882)


Por otra parte, otro anuncio, esta vez de Juan Bragulat, advierte: No confundir esta casa con otra establecida recientemente y con el mismo apellido (Diario de Avisos de Zaragoza, 7/04/1879)

Gracias a la aportación de un gran coleccionista de sifones, Ferrán Quintana, sabemos que la empresa de Francisco Bragulat fue traspasada a la compañía formada por Ruberte y Martínez. Ferrán nos aporta, además, fotografías de dos sifones embotellados por esta empresa en sus dos etapas, de los cuales resulta particularmente espectacular el segundo, con su grabado al ácido procedente de París (véase la entrada grabado al ácido).




Que las tiendas cerveceras y de bebidas carbónicas habían adquirido una cierta importancia ya en el último cuarto del siglo XIX queda demostrado con la convocatoria, por parte de la administración económica de la provincia, de una reunión para la elección de síndicos, ya que constituían un gremio aparte del resto dedicado al comercio. (Diario de Avisos 08/04/1879).  

En 1866 encontramos en la prensa zaragozana las primeras publicidades de los aparatos Lhote (véase la entrada seltzógenos), especialmente recomendados por su simplicidad. Por otra parte, la publicidad de maquinaria de elaboración francesa (especialmente de la marca Hermann la Chapelle) fue continua en la prensa, al igual que la de varios libros que versaban sobre la fabricación de bebidas carbónicas. Además, la industria de vidrio local producía botellas para gaseosa (Diario de Avisos 02/05/1879) y la ciudad se convirtió en pionera en la comercialización de gaseosas en polvo gracias a la marca Armisén.

 La exposición regional Zaragozana de 1885 tuvo, en las gaseosas, una sección diferenciada, ganando medallas en dicha categoría dos establecimientos Bragulat y el de Lucas Sánchez de Calatayud.

Otras empresas fabricantes de gaseosas y refrescos de finales del siglo XIX en Zaragoza fueron "La Inglesa", de Crespo Hermanos (que fue traspasada en 1905 a Hijos de P. Martín), y la sociedad Portillo y Mascarel. También leemos referencias a una fábrica de gaseosas situada en los jardines del Café del Siglo, situado en la calle del Coso. Seguramente habría más, pero baste esta relación para conocer mejor los primeros tiempos de los refrescos en Zaragoza y su proceso de implantación.


Desde aquí mi agradecimiento a Ferrán Quintana por su colaboración