El sistema de grabado al ácido es el que fue utilizado por los primeros fabricantes de sifón en España. Se trata de un sistema basado en la utilización del ácido fluorhídrico, y sus orígenes hay que situarlos en Francia en el último cuarto del siglo XIX.
De hecho, y puesto que en España no se realizaba este tipo de estampado, los sifones de esa época venían de Francia, concretamente de París.
La técnica del ácido era complicada y por tanto bastante cara, lo que sumado a los gastos de transporte de las piezas, hacía que solamente unos pocos fabricantes españoles se decidieran a incorporar esta forma de marcaje para sus sifones.
El proceso de grabado al ácido constaba de los siguientes pasos:
1. Sobre una plancha de cobre se realizaba en altorrelieve, mediante buriles o herramientas similares, el motivo que se quería plasmar en el sifón.
2. Se sumergía el sifón en un baño de parafina líquida, calentada a unos 100º, con el fin de que la capa que quedara adherida a las paredes del envase fuera lo más delgada posible.
3.Se daba la forma del sifón a la plancha de cobre que contenía el motivo en altorrelieve, y posteriormente se calentaba.
4.La plancha caliente se acoplaba con sumo cuidado al sifón parafinado, con el fin de que las partes del relieve que estuvieran en contacto con la parafina la derritieran, quedando ésta adherida a la plancha.
5.El sifón se introducía en un baño de ácido fluorhídrico, quedando las partes del sifón que seguían cubiertas de parafina intactas. Dependiendo del tiempo que durara el baño en ácido se conseguía una mayor o menor profundidad en el grabado. Además existían ciertas fórmulas para conseguir un efecto mateado, que con el tiempo fueron las más empleadas en los vidrios blancos, a base de fluoruro de amonio, pues el ácido fluorhídrico utilizado solo disuelve el cristal pero deja el grabado transparente, de ahí que se usara principalmente en vidrios en tonos azules, anaranjados o ambarinos.
6.Una vez sacado el sifón del baño se lavaba con abundante agua caliente, con el fin de desprender la parafina sobrante y neutralizar los restos de ácido.
Se trataba, pues, de un proceso que no solamente requería mucha maestría sino que además resultaba peligroso, pues el ácido fluorhídrico en contacto con la piel no es cáustico, sino que se introduce en el organismo, provocando una reacción que puede llegar a causar la muerte, a no ser que se administre rápidamente al intoxicado inyecciones de gluconato de calcio.
Entre los grabadores parisinos que trabajaron esta técnica, se pueden mencionar a Guillet, Piot Pantino, los hermanos Gueret, E.Chouannard y J.Malesset, destacados por la calidad de sus trabajos.
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Sifón francés estampado al ácido. Se puede observar el refinamiento del grabado
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Ya a principios del siglo XX este método comenzó a ser utilizado en nuestro país por talleres situados generalmente en Madrid y Barcelona, como los de Vázquez del Saz (en cuyos catálogos aparece denominado como estampado "a muselina"), Evaristo Barraca o la Compañía Franco-Española, aunque la calidad de sus grabados distaba bastante de la de sus predecesores franceses. A pesar de todo, algunos fabricantes siguieron importando sifones del país vecino e incluso de otros países como Inglaterra o Checoslovaquia, que también contaban con afamados grabadores.
El grabado al ácido por parte de los talleres españoles entró en decadencia hacia 1920, con la generalización del grabado por el procedimiento del chorro de arena, si bien se continuó con esta técnica hasta finales de los treinta aproximadamente.
Fuente:Hernández Duque, Francisco. La fabricación de gaseosas y sifones en Navarra. Cuadernos de Etnología y Etnografía de Navarra nº85