..........«La fabuleuse épopée des siphons à eau de Seltz»

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Aunque este blog siempre ha pretendido aportar datos sobre la fabricación de gaseosas y sifones en España, me resulta imposible sustraerme a hablar de un precioso libro francés: La fabuleuse épopée des siphons à eau de Seltz (La fabulosa epopeya de los sifones de agua de Seltz), escrito por Frédéric Nortier, propietario de una de las mayores y mejores colecciones de sifones del planeta.



Se trata de un libro de bella factura, maquetación exquisita y ameno contenido, que explica la  historia y evolución de los diferentes envases diseñados para contener el agua de Seltz.

Lo cierto es que el sifón nació en Francia, y en ese país tuvo un esplendor que no conoció en España, cuyos ejemplares más preciosos provienen precisamente de allí. También vinieron de Francia los aparatos Briet, Fèvre y Lhote y las primeras máquinas utilizadas en la producción de bebidas gaseosas  (Hermann-Lachapelle, Guéret, Gilles, Mondollot...).



Aunque España fue a remolque del país galo en los primeros años de vida de esta industria, la evolución de los dos países fue totalmente diferente. En Francia su consumo estuvo muy asociado al ámbito de la hostelería (bistrós, restaurantes y cafés) y su uso fue en declive a partir de la Segunda Guerra Mundial, mientras que en España el consumo doméstico continuó siendo muy importante, garantizado por los más de 5.000 fabricantes que había en los años 60, pudiéndose todavía adquirir sifones de cristal en la actualidad.



Sin embargo, y a pesar de que la historia que relata el libro no sea del todo extrapolable a la de esta particular industria en España, el libro no carece de interés para cualquier coleccionista, ya que en sus numerosas imágenes podemos encontrarnos con incontables tipos de sifones de todos los tipos —no solamente franceses—, muchos de ellos piezas únicas e irrepetibles. Entre ellos, seltzógenos y gasógenos de formas extrañas cuyo funcionamiento hoy nos parece imposible, sparklets de cabezas variadas y materiales diversos, aparatos de Lhote, Hérault y Gennotte de porcelana decorados con mimo...Pero también, por supuesto, sifones de cristal, de los que se muestran todas las formas posibles (de la garrafa, de la cabeza y hasta del tubo), colores, efectos del vidrio, tipos de grabado...Todo ello perfectamente explicado y detallado, con consejos para los que los coleccionamos y manipulamos.



Entre las ilustraciones del libro encontramos también folletos y anuncios con las instrucciones originales para su uso, antiguas fotografías y publicidades de las casas comercializadoras y fabricantes, postales de época en las que el sifón juega un papel importante, cuadros de famosos pintores que incluyeron el sifón en sus creaciones...



En resumen, todo un deleite para los que pensamos que el sifón no solamente posee un valor histórico, sino que además apreciamos su valor artístico, demostrado con creces en las imágenes de este libro.





La fabuleuse épopée des siphons à eau de Seltz
Frédéric Nortier
Le Livre D´Art, 2018

..........Introducción al estudio de las gaseosas y bebidas carbonatadas de Lugo

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A continuación reproducimos la segunda ponencia de Miguel Ángel Martínez Coello en las VIII Xornadas da Historia de Riotorto. En ella, el autor nos ofrece una visión global de la historia de la fabricación de bebidas carbónicas en la provincia de Lugo, al mismo tiempo que aboga por la recuperación de la memoria de este tipo de industrias, algo que se apoya totalmente desde este blog.


INTRODUCCIÓN AL ESTUDIO DE LAS GASEOSAS Y BEBIDAS CARBONATADAS DE LUGO

Los fines del estudio

Este trabajo es una pequeña aproximación el estudio de la fabricación de las gaseosas y sifones de la provincia de Lugo, que viene a llenar el vacío sobre el tema tanto a nivel provincial como gallego.

Afortunadamente, van surgiendo pequeños estudios muy concretos de alguna antigua fábrica o envase, pero se observa que en la mayoría de los casos son trabajos aislados sin más finalidad que la de tratar el asunto por encima, sin profundizar sobre la verdadera importancia de una industria que fue uno de los elementos propulsores en la economía gallega durante mucho tiempo.

Pretendo con estos escritos el motivar a las instituciones y a todos los gallegos para recuperar los viejos testigos del olvido y poner en valor uno de los motores primarios de los primeros promotores industriales de Galicia que, desparramados por todo el territorio, contribuyeron al desarrollo social de muchos gallegos.

Para llevar a cabo este proyecto, es preciso realizar:

-          Un análisis y catalogación de las piezas de los envases antiguos que se puedan encontrar.
-          Recabar documentación en registros oficiales y particulares para comparar cada una de las piezas e identificarlas.
-          Estudio de campo de las antiguas fábricas, ubicaciones y entrevistas personales a vecinos, familiares o antiguos dueños.

El origen de las aguas  carbonatadas

Para iniciar el estudio sobre las aguas  carbonatadas, es necesario diferenciar las naturales de las artificiales. Es decir, saber cuáles son las aguas carbónicas que surgen de la tierra de manera natural, y las que son producidas por medios artificiales, con máquinas o procesos químicos con los que imitar a las aguas de Seltz naturales como las del pueblo de Seltz, situado cerca de las montañas Taunus en el sur de Alemania, que fueron las que dieron origen el nombre de “Seltz”.

-          El agua  carbónica o Seltz natural es aquel agua mineral que aflora naturalmente, fue muy valorada ya en la época romana a causa de sus virtudes terapéuticas, cura de males del aparato digestivo, afecciones de la piel, y muchas otras enfermedades, inclusive las de tipo mental como la depresión o la melancolía.
Al lado de los manantiales se desarrolló durante siglos un floreciente negocio balneario, donde la gente iba tomar las aguas o en tiempos más recientes, comprarlas ya embotelladas para no tener que desplazarse al manantial e incluso exportarlas.

En la provincia de Lugo tienen gran importancia los manantiales naturales de Guitiriz, Fontoria, Termas romanas de Lugo, Augas Santas en Pantón,  Fontecelta en Sarria, las Aguas ferruginosas de O Incio… entre otras.







-          El agua  carbonatada o agua de Seltz artificial. Desde el s.XVII y debido las propiedades del agua de Seltz natural, surgieron muchos médicos, farmacéuticos o químicos que consiguieron carbonatar el agua y de este modo no tener que ir al manantial, elaborándola artificialmente. En 1840 aparecieron en París los primeros aparatos para carbonatar el agua, llamados selzógenos. Las primeras máquinas saturadoras se deben al parisino Hermann- Lachapelle, que fue unos de los pioneros en fabricarlas. De ahí el invento fue evolucionando hasta hacer más sencillo el proceso y así poder tener una pequeña fábrica de gaseosas y sifones sin riesgos y pocas complicaciones.

Las bebidas  carbónicas

La fabricación sifones de seltz

Fueron los primeros envases en comercializarse. En un principio fue prescrita para los enfermos por sus virtudes terapéuticas, y más adelante se popularizó como bebida refrescante o para rebajar las bebidas alcohólicas de alta graduación y sobre todo para añadir al vermú.

El compuesto del sifón es agua saturado de gas carbónico a una presión de no más de un 10%.

El proceso de fabricación es sencillo. Se mezcla el agua con gas carbónico en una máquina llamada saturadora hasta obtener el nivel de presión adecuado, luego se pasa por un conducto a la máquina llenadora de los  sifones.  Este proceso requiere ciertas medidas de seguridad, puesto que al manipular los sifones, pueden explotar las botellas.

La principal fuente de comercialización fueron las farmacias, en las cuales se vendían por botellas o también por vasos como bebida en el mismo establecimiento. Esto era debido a que el envase de vidrio era muy caro por el grosor del mismo y la procedencia, pues en algunos casos procedían de la Bohemia en Checoeslovaquia. Las mismas farmacias eran las fabricantes del agua  carbonatada o de Seltz. Más tarde los “Salones de té” o “Varietés” destinados a un público selecto, ya disponían de su máquina saturadora y llenadora para su distinguida clientela. A continuación se fue popularizando en cafés, bares, tiendas de  ultramarinos y comercios como un artículo de venta más. Al final surgieron las fábricas que llenaban los sifones, las gaseosas y algunas hasta hacían refrescos de distintos sabores que se acomodaban el gusto de la gente del entorno que los consumía.

Los envases de sifón
Los primeros envases venían de la zona de Bohemia - Checoslovaquia, que fue donde se hicieron los sifones más singulares por las formas y los colores de los vidrios. Estos se llevaban principalmente a París para su grabado “al ácido” con el que se conseguían verdaderas obras de arte. De  éstos conserva un sifón de La Inglesa Nº Fab. 3453 de Antonio  Berbetoros  Rodriguez que tenía la fábrica en la Rúa Tinería 15 de Lugo.


Otros venían de Londres, y estaban hechos de vidrio liso transparente en el que se hacía también el grabado “al ácido”. Estos eran comprados principalmente por las fábricas de la Marina Lucense como Foz, Viveiro o Ribaso entre otros, debido a la cercanía con el puerto de Santander que era adonde llegaban los pedidos londinenses. Como por ejemplo, el sifón de M Mourenza de Foz.


En España, se hacían en Barcelona con Viudas de Vilella, Barranca,  Olcina…, o en Madrid con Vázquez del Saz, que no solo fabricaban y montaban las máquinas, grifería y el equipamiento, sino que además servían los envases ya personalizados en el vidrio mediante grabado “al ácido o a la arena”, incluso fabricaron las famosas botellas de “pito” lisas o en relieve. 





Hay que decir que los grabados “a la arena o al ácido”  españoles eran de muy baja calidad, en comparación con los grabadores de París, considerados los mejores de todos los tiempos, verdaderas obras de arte que iban firmadas por el artista o taller.
Más adelante, ya a mediados de los años 1950,  se comenzó a popularizar la serigrafía en los envases de vidrio, en el que se le imprimía el anagrama y textos del fabricante en uno o varios colores.

El envase de sifón fue el que más procesos sufrió por la evolución y cambios de los estándares que las autoridades sanitarias fueron exigiendo al largo del tiempo.
En definitiva, pasó de ser un sifón de vidrio de bohemia con mecanismo metálico de hermosa factura, es decir, una verdadera obra de arte, a ser un sifón hecho totalmente de plástico.

La fabricación de las gaseosas

A gaseosa fue concebida como bebida refrescante para beber sola o mezclada con vino o cerveza.

La composición es de agua mezclado con gas carbónico en menor  concentración que para el  sifón, y que no suene pasar de los 5k/cm2, a la que se le añade una pequeña porción de “jarabe” que viene a ser una mezcla de extracto de limón, ácido cítrico y azúcar o sacarina, o un compuesto similar hecho al gusto del fabricante para distinguir el sabor de otras gaseosas.

Para realizar el proceso, se usaba la jarabeadora que dosificaba la proporción ajustando el jarabe al agua. De este modo se lograba un  producto original que el fabricante guardaba en secreto para que el resultado de “dulzura y acidez” fuese siempre el mismo.

Los envases de “bolita o pito”

El principal problema que tenían las primeras gaseosas era el cierre, es decir, la manera de taponar la botella para que no se le escapara el gas. Al principio se utilizaron las de “pito o bolita”. Eran unas botellas de no más de medio litro que contenía una bolita de vidrio alojada en un estrechamiento del envase. La presión del gas hacía que la “bolita” subiera taponando la boca de la botella y el gas no saliera. Esto tenía muchos problemas tanto en el llenado como en el vaciado a la hora de servirla, pues para verter el líquido había que presionar con el dedo hacia dentro. Los problemas de higiene hicieron que se abandonara su uso y desaparecieran del mercado allá por el año 1955, que fue cuando se prohibió su utilización definitivamente. Se conserva alguna botella de “pito” en relieve como la de Villa Emma -Lourido Saavedra de Meira.


Los envases de “cierre corona y cierre mecánico”

Los primeros envases de eran pequeños, de no más de 400cc, de vidrio liso al que se le adhería una etiqueta, pero esto generaba recelo entre los fabricantes ya que llenaban los envases de otros, hasta que aparecieron las de relieve en el que figuraba la marca del llenador, lo cual impedía su uso por otra marca.

La aparición del cierre mecánico para las botellas de litro y de 400 cc y el cierre de corona o “chapa mejoró mucho la fabricación y conservación de la bebida, pudiendo abaratar los  costes de fabricación y reparto. También la producción nacional de las mismas y la impresión de la  serigrafía y marcaje del fabricante agilizaron la comercialización y el consumo, creando un abanico de fábricas por todo el territorio que dieron valor y riqueza a muchas familias gallegas.



Los refrescos

A  raíz del éxito de las gaseosas, algunos fabricantes decidieron aumentar la dosis del jarabe para conseguir un refresco para acomodarlo a las preferencias de su clientela. De este modo salieron al mercado refrescos de limón, naranja, fresa o cola como el popular Col-Gym de La Glacial en Riotorto. Tuvieron un amplio mercado los de Gasba de Vioalle, los de Cao en Monforte, de Manuel Lopez Baamonde con el Pum Limón, también en Monforte, entre otros.





Otras actividades

A manipulación del agua llevó a un buen número de fabricantes a elaboración de hielo. De este modo se ampliaba el negocio al servir la bebida y el medio para conservarla. El hielo se repartía en barras y se distribuía en un carro o camión en los últimos tiempos. Las "barras" se espolvoreaban con serrín para que no se pegaran y así ir cortando trozos según los deseos de los clientes, mientras los más pequeños esperaban el turno por algún trocito de hielo que pudieran regalarles.

En menor medida otros fabricaban también Lejía.

Miguel Ángel Martínez Coello

Fotografías propiedad de M.A. Martínez

..........La Glacial y otras gaseosas de Lugo

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En las VIII Xornadas da Historia de Riotorto, nuestro gran amigo y colaborador Miguel Ángel Martínez Coello fue el encargado de presentar dos ponencias sobre la historia de las bebidas carbónicas en la provincia de Lugo. Con la amabilidad que le caracteriza, nos las ha cedido para su publicación en este blog y antes de reproducir la primera, que repasa la historia de la marca La Glacial, quiero expresar mi reconocimiento a estas jornadas de Riotorto, que han homenajeado así a las antiguas fábricas de gaseosas y sifones, tan importantes en la vida cotidiana de nuestros pueblos.



LA GLACIAL Y OTRAS GASEOSAS DE LUGO

El comienzo

La Glacial es una de las gaseosas de la comarca de Meira, y una de las más singulares de las tierras altas del Miño, ubicada en un paraje hermosísimo de un valle lleno de color y belleza sin límites. Y como no, las aguas de las nacientes son tan puras y cristalinas como el hielo glacial. Quizás por eso, allá por los años sesenta cuando María Bouso Arias, viuda de Estola y vecina de As Rodrigas, al probar aquel agua gélida y cristalina del manantial que brotaba en la propiedad del Sr. Bouso Cortón en el monte llamado “El Vispo”, se le ocurrió la idea de “bautizar” así su gaseosa… La Glacial.  De aquellas hizo tratos con Antonio Rodríguez Rego vecino de Aljibre para hacer los trabajos de acometida desde donde surgían aquellas aguas, con finalidad de canalizar el agua desde la  naciente mediante unos caños hasta la casa donde tenía la fábrica. La conducción se hizo enterrada para garantizar el máximo la pureza del agua y alejarla de posibles agentes contaminantes.  Estos trabajos finalizaron en octubre del año 1960, y la conducción del agua benefició a María Bouso Arias, que hizo un tanque de unos 2.000 litros para su fábrica de gaseosas y un grifo para abastecer de agua corriente a su pariente el Sr. Bouso  Cortón.

Años más tarde se hizo cargo de la fábrica José Luis de Carrao, que la mantuvo abierta desde el año 1960 hasta el año 2002.

La Glacial fabricó gaseosas, sifones, refrescos de limón y naranja y el famoso COL- GYM, hecho con jarabe de su invención y guardado con un secreto como lo de la Coca-Cola. Mantenía siempre los mismos proveedores para así garantizar la misma calidad y sabor de sus aguas de burbujas. José Luis Carrao hizo una gaseosa a su gusto que no fuera muy dulce, porque para mezclarla con vino, no puede ser una agua carbonatada demasiado empalagosa ni con sabores o aromas “a fresas o cosas así”. Hay que tener en cuenta que en verano se celebraban muchas fiestas, siegas, “mallas”… donde iban familias enteras, amigos, y se reunía mucha gente con sed… “mucho vino con gaseosa se bebía… Otra cosa era el gas…, “quizás me pasaba un poco, pero por aquí desde siempre gustó el sonido de la explosión al abrir la botella”, recuerda.




"Siempre llenamos las gaseosas en botellas de cristal, pero solo con las de mi marca. Había algunos que llenaban sus gaseosas en las botellas de otros fabricantes y de esta manera se perdían muchos envases. De cada vez que había que comprar botellas con serigrafía exigían un pedido mínimo de 5.000 unidades, y eso para un fabricante pequeño es mucho".





Los territorios de las burbujas

Los fabricantes de la comarca no se libraron de la concentración parcelaria  gaseosera, inclusive existían competencias entre los fabricantes por controlar las zonas de venta de cada quien. 

Jose  Fernandez de Palas de Rei, que llenó la sus gaseosas con el nombre de Froxón, trabajó desde el año 1949 hasta el 1992, luego vendió la fábrica a otro hombre que la mantuvo abierta hasta el 2004, después casó con una mujer de A Coruña y marchó para allá. Con Lo de Froxón tenía un acuerdo verbal con las  envasadoras limítrofes… “fue la primera parcelaria  gaseosera que se hizo en Galicia”…  bromea.

“Del mismo modo las gaseosas Besteiro de Monterroso no llegaban a Palas de Rei, y los fabricantes de Lugo, sabían que a partir de Montecalvo, era territorio de Froxón. La única excepción es que hubo un tiempo que en Palas de Rei había dos fábricas de gaseosas, y durante cinco años cada uno hacía el que podía. Durante ese tiempo, aún cuando el negocio de las gaseosas había bajado mucho, se trabajó bien para los campamentos juveniles que acampaban a la orilla del río, donde se vendían bien también los refrescos de naranja y limón.

La Resistente  Friolesa  también estaba en el trato con un límite fijado en San Martiño de Condes.

La edad de oro de las gaseosas en la Ulloa, de la Terra de Melide y limítrofes acabó cuando llegaron las marcas “grandes” que arrasaron con regalos y competencia desleal, lo que provocó que se rompieran los viejos acuerdos y cada quien tiró para donde le convino más. De este modo a  Froxón llegó más allá de Lugo. ”

El Palense José Fernández, como muchos otros, se deshizo de toda la maquinaria y botellas, y tan sólo guarda alguna que quedó olvidada… “teníamos un camión que había sido de La Inglesa con matrícula  LU-992. Ahora siente nostalgia… me gustaría tener algo para hacer un  pequeño museo.”



De cara… el museo de La Glacial

José Luis Carrao, fue y es, un hombre de no tirar nada, como los gallegos de antes, y quizás también porque tenía espacio de bastante para tener las cosas viejas, el caso es que ahora atesora un arsenal de cosas para hacer un gran museo de la gaseosa.
Como bien decía José Luis, cuando recogía envases de gaseosas de otros fabricantes, las guardaba en vez de llenarlas como hacían los demás. Y así juntó sin querer, aunque se deshizo de muchas, una buena colección de  sifones y gaseosas principalmente de Lugo.

José Luis Carrao (izda) y Miguel Ángel Martínez Coello


Pero lo que sí es verdaderamente importante es que conserva toda la maquinaria de fabricación de las gaseosas La Glacial: la lavadora de botellas, llenadora de sifones, la saturadora de gas carbónico, la  enfriadora de agua, los filtros de arena…, que le permitían llenar 500 botellas de gaseosa a hora, así como el utillaje de trabajo. Y por si todo esto fuera poco posee la última remesa de envases que no llegó a llenar, además de los primeros camiones que utilizaba para el reparto y que  constituyen por sí solos la joya de la corona: Un  Buick de 1928 y un Ebro de los 60.



Todo es ponerse…


Miguel Ángel Martínez Coello

Fotos propiedad del autor