Artículo escrito por Miguel Ángel Martínez Coello y publicado en el Faro de Vigo el 05/02/2017
Para los
romanos, el aprovechamiento de los manantiales de aguas tanto termales como las
conocidas ahora como mineromedicinales, eran de vital importancia, hasta tal
punto que constituían la mejor medicina natural para aliviar las heridas de la
guerra, así como para recuperar la salud y el equilibrio de la mente. Conocedores de las propiedades de las aguas carbonatadas efervescentes, las
transportaban desde lugares remotos en recipientes adecuadamente sellados para
que no perdieran sus burbujas. En principio sólo tenían acceso a ellas las
familias más poderosas, ya que les atribuían propiedades curativas sobre todo
para el aparato digestivo.
El agua de Seltz no tiene ninguna relación con la
ciudad de Seltz en Francia sino con Selters
en Essen (Alemania), a los pies de la sierra Taunus. La fuente más famosa está en Niederselters, de la que emerge de forma natural agua carbonatada con un contenido de
250 mg/l de dióxido de carbono. Este tipo de agua ya se conocía en la edad de bronce y es
famosa como agua de soda por su alta concentración de bicarbonato de sodio
(NaHCO3). El agua de Selters también
tiene niveles elevados de iones de calcio, cloruro, magnesio, sulfato y potasio…
Los manantiales eran conocidos por los romanos, quienes los llamaron "aqua
saltare". Existe
además el nombre "saltrissa" (sal emergente) usado en documentos del monasterio
de Fulda del año 772, y se cree que
de una de estas denominaciones puede haber surgido el nombre actual.
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Selters |
En el
siglo XVI se comenzó a comercializar obteniendo fama internacional y en el año
1787 se hablaba de una exportación de más de un millón de botellas.
Durante el s.XVII se investigó
intensamente el proceso para diluir el dióxido de carbono en agua, con la
intención de producir las aguas burbujeantes de los manantiales, que no
tuvieron gran difusión al no disponer de envases herméticos que contuviesen el
gas durante el tiempo suficiente.
La invención de la producción del agua
de seltz por medios artificiales se atribuye a distintos personajes,
tiempos y lugares. Allá por 1685, el rey Carlos
II de Inglaterra, concedió a dos boticarios de su corte la licencia para
que pudieran tratar las aguas ferruginosas y elaborarlas para el consumo de la
corte y de sus cortesanos por lo que en los alrededores de 1745, los doctores Hales y Back, en su laboratorio de
Londres, consiguieron fabricar carbonatos alcalinos mediante el calor,
descubriendo que el gas que se obtenía por este procedimiento era el mismo que
el de las aguas minerales naturales con gas. En 1750, el químico Venel inventó el agua de
seltz mediante el añadido de unos polvos efervescentes al agua natural. En
1780, físicos como Buquet, Lavoissier y
Walt, entre otros de los muchos, consiguieron avances en lo que respecta a
la oferta de aguas embotelladas, diseñando artilugios, con los que fueron
perfeccionando la obtención de aguas similares a las minerales naturales.
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Botella de gres de Selters |
En 1768 el inglés Joseph Priestley , importante por la invención del agua carbonatada y el descubrimiento de varios "aires" (gases),
siendo el más famoso el que Priestley
llamó "aire desflogistizado" , que el químico sueco Carl Wilhelm Scheele había llamado aire ígneo, y el francés Antoine-Laurent Lavoisier llamó oxígeno,
logra saturar el agua de ácido carbónico logrando el producto artificialmente.
Hacia 1780 el químico sueco Torbern Olof
Bergman conocido por descubrir
diversos compuestos, como el ácido
carbónico o el sulfuro de hidrógeno, consiguió crear varios métodos para
fabricar el agua gasificada. El también británico John Mervin Nooth perfeccionó la técnica de Priestley, al desarrollar un aparato que gasificaba al agua, el cual
fue vendido a farmacias para usos comerciales. En la misma década de los años
1770s, el farmacéutico oriundo de la ciudad de Manchester, Thomas Henry, fue el primero en vender esta agua carbonatada con
fines medicinales. En 1771, cuatro años después de que Joseph Priestley idease el primer proceso para producir agua carbonatada, Bergman inventó su propio sistema a partir de sulfato de calcio y
ácido sulfúrico y en 1777, Bergman
dividió por primera vez la química en Orgánica e Inorgánica. El médico francés Claude-Francois Duchanoy elaboró un nuevo proceso consiguiendo un producto más
análogo al agua mineral natural de Seltz
o de manatial de Agua natural, según
relata en su obra “Essais
sur l'art d'imiter les eaux minérales, ou, De la connoissance des eaux
minérales & de la manière de se les procurer en les composant soi-même
dans tous les tems & dans tous le lieux”. Las indicaciones de Bergman
y Duchanoy dieron lugar a principios del siglo XIX a las primeras elaboraciones
de agua mineral artificial gaseosa o Seltz. Esta fabricación permaneció confinada
en el dominio de la industria farmacéutica.
En 1783, el alemán Johann Jacob
Schweppe, desarrolló un proceso similar al de Prestley para fabricar agua artificialmente carbonatada y fundó la Compañía Schweppes en Ginebra,(Suiza). En 1792 se mudó a Londres pero su bebida no tuvo
demasiada aceptación y terminó vendiendo su empresa en 1799, aunque mantuvo su
nombre, con el que esta bebida carbonatada es aún conocida hoy. Luego, a partir
de principios del siglo XIX (años 1800s), la bebida Schweppes fue adquiriendo gradualmente una gran popularidad y hacia
1843 comercializaba agua mineral proveniente del manantial de Malvern Hills (Sierras de Malvern ubicadas en la región británica
de los Midlands) y se convirtió en
el proveedor oficial de agua mineral de la Familia
Real Británica. Desde el año 1800, Pierre
Figuier fabrica en Montpelier cantidades
considerables de agua de Seltz. En 1813, el británico Charles
Plinth inventó una especie de envase sifón que permitía servir al agua
carbonatada o soda como también se la conocía, de una manera más fácil. En 1829
dos joyeros parisinos, llamados Deleuze
y Dutillet inventaron un sifón algo más avanzado, el cual pemitía salir al
líquido mediante la presión interna del envase que era superior a la del
entorno exterior. Al mismo tiempo, esta fabricación también se desarrolló en
Suiza en la que dos farmacéuticos, Paul y Gosse, construyeron un aparato llamado
de Ginebra, aunque imperfecto. En
1828, el químico inglés Cameron,
produjo ácido carbónico con la descomposición del carbonato de cal con ácido
sulfúrico en un vaso de fundición de plomo.
Bajo el mismo principio, Barruel y
Vernaunt, en el año 1830, crearon un aparato que funcionaba de forma
intermitente, a baja presión química y a cilindro oscilante. Este aparato
presentaba numerosos inconvenientes. Fue modificado y simplificado por M. Savaresse creando el llamado “vaso sifoide” , aunque para su invento se inspiró en un artilugio
patentado por M.M. Deleuze y Detilleul, entrando en rivalidad con
el aparato llamado GINEBRA, que
curiosamente no patentó, aunque sí lo hizo Antoine
Perpigna, lo que hace que algunos lo consideren como el inventor del sifón.
En ese tiempo, Bramah, en
Inglaterra, construyo alrededor del año 1830, su espectacular aparato continúo
que solo podía servir para una gran producción. Pero fue recién en 1832 que se
comienza a introducir este aparato en Francia.
En 1832 el inventor británico, John Mathews, creó un aparato que
permitía carbonatar artificialmente grandes cantidades de agua, suficiente como
para poder ser vendida masivamente en farmacias u otros comercios. Se trataba
de la fuente de sodas y consistía en una cámara con plomo, ácido sulfúrico y
mármol pulverizado (carbonato de calcio) que al estar mezclados producían
dióxido de carbono (CO2) gaseoso. El gas era enviado a un tanque de agua fría
donde se lo agitaba unos treinta minutos para disolver el gas. El líquido
viajaba a través de un tubo y salía por un grifo. Esta máquina de fuentes de
soda catapultó las ventas de bebidas carbonatadas o gaseosas. Hacia el año
1836, solamente en la ciudad de Nueva
York había unas 680 fuentes de soda. Ozouf
perfeccionó el aparato de Bramah estudiando
con esmero la construcción razonada de sus diferentes componentes; sustituyó el
metal, la fuente, el plomo y, la madera empleada primitivamente para el
productor y el lavador, la cuba del gasómetro, etc.; agrupó en un mismo marco
al productor de gas y a los lavadores, dispuso dos bombas para hacer retroceder
el agua y el gas en un mismo saturador, en una palabra, ha hecho que el aparato
fuera menos voluminoso y más potente; y aplicando aquí los principios de las
construcciones mecánicas logrando hacerlo industrial y con un funcionamiento
seguro. Hernan – Lachapelle-Glover con su aparato Boisson Gazeuse Moulin Fauconnier, Mondollot crea
el sistema de carbonatado Mondollot
cuya principal característica es que en su totalidad prescinde del gasómetro, y
Gueret en su momento perfeccionaron
el aparato de producción continua e hicieron un sistema poco voluminoso. Desde
entonces, la industria de las aguas gaseosas salió del ámbito de la farmacia,
del mismo modo que salieron las de fabricación de licores, chocolates, de quien
los creadores también eran farmacéuticos.
Los Sparklets incluyen en el mecanismo del sifón una rosca para
atornillar la capsula de gas, que evolucionó con el Prana Sparklets, el Sparklógeno,
el Sparklowine… El Selzogeno de D.FEVRE en París. A partir de que Savarese patentara en 1832 la manera de fijar permanente el aparato
o sifón de válvula sobre el cuello de las botellas, pese a sufrir mejoras o
variaciones, fue cuando éste tipo de botellas se hicieron populares en toda
Europa, Estados Unidos y América del sur, sobre todo en Argentina, fabricándose
en multitud de colores, variadísimos relieves y decoraciones hasta llegar a ser
considerados en la actualidad auténticos objetos de arte.
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Gasógeno Briet |
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Especialidades Prana Sparklets |
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Gasógeno D.Fèvre |
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Sifón Camilo Camba. Colección M.A.Coello |
Miguel Ángel Martínez Coello
Todas las imágenes han sido aportadas por el autor del artículo