..........El declive de las fábricas de sifones y gaseosas
Se puede considerar que es sobre 1975 cuando las fábricas de gaseosas y sifones iniciaron un proceso de concentración cuyas víctimas fueron las pequeñas fábricas. En este proceso, el peso de los productos propios frente a las grandes distribuciones fue disminuyendo progresivamente, empezándose a producir bajas en el proceso de fabricación. En líneas generales, los primeros productos en dejar de fabricarse fueron los refrescos y, a continuación, las gaseosas, que sufrían una atroz y no siempre leal competencia por parte de marcas que operaban a escala nacional, (La Casera, Konga, La Revoltosa) y que entonces pasaron a distribuir.
Los últimos en dejar de fabricarse fueron los sifones, que no fueron objeto de tan feroz competencia, y que cuentan con fans incondicionales incluso en la época de los envases de polietileno, pues la presión a la cual se embotella una botella de vidrio es mucho mayor y eso le otorga una mayor calidad. Hoy en día, el sifón vive un auténtico revival con la recuperación del tradicional vermut.
¿Las causas de este declive? No se puede atribuir a una sola causa la desaparición de estas fábricas. Por un lado, la implantación del envase no retornable, cuya fabricación requería grandes inversiones. Por otro, la presión de las grandes marcas, presentes en todas las grandes áreas de compra y con cuyos precios las pequeñas fábricas no podían competir. Además, reglamentaciones cada vez más estrictas exigían a estas pequeñas industrias los mismos requisitos que a las grandes compañías, lo que les hacía tener que enfrentarse a inversiones difíciles de amortizar. Los hábitos de consumo también fueron cambiando, reemplazándose el consumo diario de la gaseosa o el sifón en la mesa por otros refrescos o simplemente por agua mineral.
Como consecuencia de todos estos factores, la mayoría de las fábricas de ámbito local desaparecieron (afortunadamente no todas, todavía queda alguna pequeña fábrica, especialmente de sifones), otras continúan dedicándose al mundo de la distribución, y solo alguna acabó convirtiéndose en una compañía capaz de competir con las grandes multinacionales.
De ellas nos han quedado las botellas de gaseosa y sifón que hoy en día hacen las delicias de los coleccionistas y que ya forman parte de nuestro patrimonio histórico industrial, por lo que merecen ser conservadas.
Aquí os dejo un enlace a un vídeo que sirve como homenaje a esas pequeñas fábricas que todavía sobreviven y resisten el empuje de las grandes multinacionales.
http://www.youtube.com/watch?v=y2JDsRXntns
Fuente: Isábal Mallén, Silvia. Historia de las fábricas de bebidas carbónicas en La Litera. Littera3. Centro de Estudios Literanos.
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