La historia de los fabricantes de sifones en nuestra ciudad se remonta al año 1890, cuando Sebastián Gaya Nicolau abrió la primera fábrica de sifones y gaseosas. Estuvo situada primeramente en la calle de la Plaza y posteriormente, ya en 1902 y regentada por su hijo Cosme Gaya Sagrera, se encontraba en la calle Huertos, número 53.
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Sifón de Sebastián Gaya |
Algunos años después, en abril de 1912, abrió también en Felanitx otra fábrica de sifones, esta regentada por una mujer, Antonia Horrach (cosa poco habitual en aquellos tiempos), y se instaló en la calle Convento número 26, justo delante de la iglesia de San Agustín.
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Sifón de Antonia Horrach (Campos) |
Ambas empresas convivieron hasta 1915, año en que cerró Antonia Horrach, y dos años más tarde, en 1917, desapareció la fábrica de Cosme Gaya. Fue algunos años después, en 1923, cuando aparece en los registros Juan Obrador Ramis como fabricante de sifones, el cual posiblemente iniciara su actividad comprando la maquinaria a Antonia Horrach o sus herederos.
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Cosme Gaya y Antonia Horrach, subrayados |
En 1924 adquirieron el inmueble donde está
actualmente ubicada la empresa, y curiosamente el motivo principal que les
condujo a comprar ese local en concreto, fue que contaba con un gran aljibe
de unos 300 m3, algo vital en una época en la que todavía no había agua corriente, y que les permitía contar de forma permanente con una reserva importante.
En aquellos años se obtenía el gas introduciendo, en una especie de alambique, polvo de arenisca y salfumán. Tras la reacción química se producía el CO2, que era canalizado hacia el gasómetro y de allí pasaba directamente a la saturadora. Tardarían todavía unos años en utilizar el gas carbónico líquido que simplificaría notoriamente el proceso.
Por entonces, el reparto se realizaba con un carro y
un caballo de nombre “Roig” (por su color castaño claro), y no fue hasta
los años 30 cuando adquirieron el primer vehículo a motor, una furgoneta de segunda mano de marca
Studebaker, que se modificó para el reparto de bebidas.
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Botellas utilizadas por la fábrica |
El 16 de junio de 1928 se instaló la primera fábrica de
hielo de la zona, de lo cual se hizo eco el diario local. Un pequeño extracto
del reportaje que le dedicaron rezaba así:
“Desde hace
tiempo se sentía en nuestra ciudad la necesidad de montar
una
industria para la fabricación de hielo, que hasta ahora era forzoso
importar de
Palma [...] esta pequeña industria
puede dar un rendimiento
de 1.200
kilos diarios, suficientes para atender el consumo local “
“Con esta implantación
sale el consumidor grandemente beneficiado,
las formas
conservan su peso de 10 a 12 kilos, porque se evitan las perdidas
inherentes
al largo transporte [...] además se ha conseguido una rebaja
del 50% en
el precio:
Barras
de arroba 80 céntimos
Medias
barras 40 céntimos
Al
detalle a 10 céntimos el kg.”
En aquella época los camiones llevaban un departamento
aislado con corcho para poder transportar el hielo mientras el resto de la caja era ocupado por las bebidas.
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Anuncio de la fábrica de hielo, 1928 |
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Ampliación de la fábrica, 1932 |
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Plano de la fábrica, 1934 |
Esta parte del negocio funcionó hasta bien entrada la década
de los 60, cuando paulatinamente las antiguas neveras fueron sustituidas por
los modernos frigoríficos.
Uno de los nietos de Juan Obrador relata los duros años tras la Guerra Civil:
"Los años de posguerra fueron años especialmente
duros, días de corazones tristes y estómagos vacíos, recuerdo que mi padre
Miguel Obrador, me contaba que a él con seis años lo pusieron a repartir por
las mañanas y por las tardes iba al colegio. Su hermano mayor de solamente 15
años conducía el camión.
Recuerdo que me contaba que solo tenía fuerza para llevar un
sifón en cada mano y que además tenía que llevarlos en alto porque si no le
iban rozando por el suelo, una estampa totalmente inconcebible hoy en día, pero
que en tiempos de hambre era quizás el menor de los males."
En los años sesenta trabajaban en la empresa los seis hijos
varones de Juan Obrador Ramis, así como sus mujeres y algunos de los hijos de
estos, dándole a la empresa un carácter totalmente familiar. Solamente se contrataba a alguna persona externa en los meses de julio y agosto, cuando la
familia no podía atender toda la demanda.
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Dos imágenes de la fabricación de sifones y detalle de la maquinaria (embotelladora y saturadora) |
Esta década fue también la época dorada de la empresa, ya
que con el “boom” turístico
abrieron muchos hoteles y nuevos establecimientos en la
zona, así como en toda la isla. También los mallorquines vieron incrementado su poder adquisitivo, por lo cual aumentó el consumo de los refrescos.
Fue en esta época cuanto la empresa sacó al mercado algunos
nuevos productos, como
por ejemplo el “Topacio”, que era una especie de lo que hoy
en día conocemos como Bitter Lemon, que tomaba su nombre del color de la
botella, similar a las de cerveza.
Entonces la empresa contaba ya con tres camiones que
realizaban el reparto en los pueblos de alrededor y dos motocarros marca “ISO” con
los cuales se realizaba el reparto dentro del propio pueblo.
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Camiones de reparto de Productos Ramis |
Poco a poco se fueron incorporando nuevas marcas a su cartera de productos. Entre otros, en el año 1954 la empresa se convirtió en una de las primeras distribuidoras de Pepsi, y en los sesenta incorporaron las cervezas Estrella Damm y El Turia. En
1973 se interrumpió la actividad de fabricación de gaseosas, que pasó a elaborar otra empresa, aunque se continuó con su distribución. La fabricación de sifones, en cambio, continuó hasta 2007.
Fue en 1989 cuando Juan S. Obrador Julia, nieto de Juan
Obrador Ramis, pasó a hacerse cargo del negocio familiar, dándole impulso y una nueva visión, transformándolo
progresivamente en una empresa dedicada únicamente a la distribución de bebidas, que
actualmente da servicio a más de 1.500 clientes con una flota de 24 camiones y
cubriendo la distribución de todo el levante de la isla de Mallorca.
Fotos propiedad de Obrador Escribano Distribuciones S.L., a quien desde aquí quiero mostrar mi agradecimiento.
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